MR 42
– ¿Cuánto hacía que no nos veíamos? – me preguntaste pasando tu brazo izquierdo por mi espalda.
– Mucho. Demasiado creo yo. – te respondí.
– Tenemos que contarnos muchas cosas. Hay mucho de lo que ponerse al día.
– Soy todo oídos…
El cielo estaba gris y amenazaba lluvia. La gente andaba con prisa, temerosa de la que podía caer en breve. En Riazor sólo había gaviotas. Nadie era consciente de que dos amigos habían vuelto a reencontrarse y que para ellos el tiempo se había detenido. Las agujas volvían atrás.
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