MR 53
Su VISA quemaba de tanto usarla. No dejaba boutique sin pisar. Era una fuera de serie, una niña de papá, una vividora, una tonta del bote.
Cuando cruzaba los pasos de cebra de los semáforos de Serrano, los hombres la miraban. Polvo de una noche.
Todo en ella era de plástico, hasta su corazón.
Lo mejor que se puede decir de ella es que, al menos, no votaba en las elecciones. Era una inDIORgnada.
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