MR 89
Amigos. Éso éramos.
Ella me conocía desde que empecé a afeitarme delante del espejo del cuarto de baño de casa de mi madre.
Yo la conocía desde antes de su primer beso a aquel pijillo inerte.
Nos queríamos. Cuidábamos el uno del otro. Seguíamos compartiendo la vida. Nos bebíamos el paso del tiempo a base de recuerdos y de nuevos proyectos.
Amigos. Eso somos. Todavía. Siempre.
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