MR 94
– ¿Tú de qué vas? – me escupiste cuando pasé mi mano por tu cintura.
– Me tienes loco – te respondí fijando mi mirada a tus ojos de felina salvaje.
– Pues métete en un manicomio… ¡A mi déjame en paz!
Eso haré. Verte y no poder tenerte sólo conduce a la locura. Maldita la hora en que entré en este garito… ¡Noooooooooooooo!
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