#Narraluz 7
Me gusta la gente común. Las personas que, sin grandes pretensiones, son capaces de bailar la vida y, pese a todo, encontrarse con otros y disfrutar juntos del regalo que el buen Dios nos hace cada día.
Me gustan las personas como tú. Las personas que, en invierno, se enfundan tras un blanco gorro de lana, tras unos guantes a juego, bufanda al cuello, y salen a enfrentar su día con una sonrisa llena de calor inagotable.
Me gustan los hombres que, en el metro, van leyendo. Me gustan los que ceden su asiento, los que sonríen al niño que entra con su madre y los que comentan la noticia del periódico compartido. Los que se encuentran, los que se ofrecen, los que se muestran…
Me gustan las chicas normales cuya belleza sólo yo soy capaz de captar. Me gusta que se sepan preciosas tras mi mirada, mientras me miran.
Me gustan aquellos que han descubierto que la vida no se juega en bancos, palacios, terrenos o parquets bursátiles. Me gustan aquellos que no son de ningún sitio y cuya patria es el mundo entero. Me gustan aquellos que convierten un instante en una cotidiana obra de arte…
¿te puedo copiar un cacho?? es precioso!!!
Ando melancólico, como a tientas… Y todo a mi alrededor respira aquellos versos fantásticos de Loynaz [Mi tristeza es suave como un claro de luna: / ni queja ni temor has de encontrar en ella nunca. / Mi tristeza es suave como un claro de luna, / como un verde temblor de agua o de brisa entre los árboles… / mi tristeza es tan suave que casi parece una sonrisa…]. Y no puedo evitarlo, Santi Casanova, Jota Llorente, con esta escenografía de cartones, esta postal entrañable en blanco y negro que eleva a la categoría que se merece los dimes y dirites de nuestro día a día. Bravo Santi, bravo Jota… Me gustan las personas como vosotros…
Otro Narraluz equilibrado y con una sinergia tremenda entre imagen y texto. Pero bueno, a estas alturas, ya me lo esperaba 😉
Esta vez, en lugar de alimentarse el texto de la imagen y viceversa, habéis ido en paralelo, como los gajos de una horca. Porque de eso se trataba, de aventar lo valioso oculto en la paja.
Y lo habéis conseguido: entre los dos dibujáis una escena gris y sin pretensiones solo al primer vistazo, pero que enseguida se descubre que está llena de luz y de colores. De los destellos de todos aquellos que no pretenden brillar. Curiosamente, mirad lo que ha publicado Jose esta mañana:
http://mambre.wordpress.com/2012/12/18/un-cura-normal-y-poco-mas/
El otro día volví a ver Matrix Revolutions, y hubo una escena que no recordaba y que me encantó. El malo le pregunta al héroe por qué sigue luchando, si el amor es solo una palabra, si no puede estar seguro de aquello por lo que lucha. Y el protagonista responde: «Porque lo he elegido.»
Habláis de personas que han elegido, que han apostado. Por encima de las seguridades, de las apariencias, de las tendencias, ellas han hecho su apuesta, y esa apuesta humilde, sencilla, sin alharacas, eleva su dignidad y les hace ser luz y belleza en mitad del mundo. De esa belleza impactante que solo se descubre tras la segunda mirada o la primera conversación.
Me gusta mucho cómo habéis expresado entre los dos un detalle fundamental: la luz se descubre en la relación. En la mirada (del que observa o del que es mirado), en el gesto, en la sonrisa. Pero siempre en relación con. Si el otro, no hay luz. Es más, tampoco la luz es nuestra: solo podemos reflejarla. Nos viene dada y es para darla, o no es. Esto es lo que han comprendido los protagonistas del Narraluz de hoy, y el cura normal de Jose, y por eso son capaces de brillar con esa intensidad. Qué suerte que haya personas así.
No puedo menos que recordar las palabras de la mujer que más ha brillado nunca: «(…) porque ha mirado la humillación de su esclava.»