No endurezcáis el corazón (Hebreos 3,7-14)
Creo que es de lo peor que te puede pasar: que se te endurezca el corazón. Me da cosa sólo pensarlo… Qué triste… Es como morir… Ver a los que lloran y no llorar con ellos. Ver a los que ríen y no reir con ellos. Ver a un niño y que no te saque una sonrisa. Ver a un anciano y que no te provoque ternura y agradecimiento. Mirar a un pueblo como Haití y permanecer inmóvil pensando qué compro en las rebajas. Asistir al fracaso de un suicidio, de un divorcio, de un aborto… y no ir más allá, intentar sentir y descubrir qué ha fallado… con las personas en medio…
Dios habla aunque muchas veces pensemos que está en silencio. Dios nos zarandea… no nos quejemos. Dejémonos despeinar, mojar por la lluvia, sentir el viento, llorar a rabiar de pena… dejémonos… ¡permitámonos! hacer lo que nos pide el corazón y el estómago.
Un abrazo fraterno
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