No pudo hacer allí ningún milagro (Marcos 6, 1-6)
Los milagros, nos da a entender la lectura, no surgen de la nada, del capricho de Jesús por aumentar su notoriedad. No son magia. Se tienen que dar unas circunstancias para que se dé. La más importante es posiblemente que el recpetor este dispuesto a aceptar que Jesús ha obrado el milagro y que algo inexplicable y fuera de control ha sucedido.
¿Estamos dispuestos a aceptar eso? ¿Creemos o no creemos que Jesús pueda obrar el milagro, con nuestra ayuda o sin ella? Yo sí creo en los milagros. No en los mágicos sino en aquellos cotidianos. Yo sí creo que poner a Jesús en medio desde que uno se levanta hasta que se acuesta, posibilita el que sucedan cosas que, de otra manera, lo tendrían muy complicado. Y no hay explicación.
Un abrazo fraterno
Milagro es aquello que no tiene explicación, que desafía a las leyes naturales, que no puede explicarse de manera racional. Y yo creo en ellos, y creo que Jesús los realizó. Y que sigue habiendo, y que siguen maravillando. Acabo de leer una definición de San Agustín: «Milagro llamo a lo que, siendo arduo e insólito, parece rebasar las esperanzas posibles y la capacidad del que lo contempla».