¡Poneos en camino! (Lucas 10, 1-12)
Sí, la mies es muchas y somos pocos los obreros.
Sí, correcto. Ahí afuera, en el mundo, hay lobos que querrán comernos. Y nosotros no somos como ellos.
Sí, hay que dejarlo todo. Nada de seguridades ni protecciones. Nada de alforja, sandalias… Tendremos hambre, nos saldrán callos en los pies y nos llenaremos de suciedad.
Sí, buscarás a quien te acoja y te sentirás en casa. También mereces que te cuiden, que el Padre se sirva de personas concretas para cuidarte, alimentarte, descansar…
Sí, predica el Reino. Si, acepta el rechazo. Sí, permanece fiel.
¡Pero ponte en camino! No esperes más. ¡Movimiento! El Espíritu mueve y si no mueve… no es el Espíritu. El encuentro con Jesús moviliza y dispone, te pone en marcha y, si no lo hace, el encuentro no se ha producido.
Como está inscrito en piedra a la entrada del albergue de O Cebreiro, en el Camino de Santiago… «¡SEMPRE NO CAMIÑO!»
Un abrazo fraterno
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