¿Por qué nos escondes tu rostro y olvidas nuestra desgracia ? (Sal 43)
La primera lectura de hoy nos habla de un pueblo derrotado, machacado incluso tras parapetarse tras el arca sagrada. Un pueblo que clama antes el silencio del Señor.
Hoy veo las imágenes del terrible terremoto de Haití y también descubro un silencio de Dios duro de tragar. ¿Por qué? ¿Por qué a los más pobres? ¿Por qué esa desgracia? ¿Por qué esa brutalidad? Los aviones de ayuda no pueden aterrizar, el caos es total, las epidemias empiezan a campar a sus anchas, los cadáveres se amontonan y la ciudad se ha venido literalmente abajo. Padre… ¿por qué? ¿Por qué ese sufrimiento tan terrible? ¿Por qué siempre a los mismos?
Hoy toca tragar saliva y confiar, aunque no se entienda nada.
Un abrazo fraterno
Se me ha vuelto el estómago del revés. Ninguna ayuda es suficiente ahora, hay que hacer todo lo que se pueda.
Te acompaño en la reflexión.
Un beso
Y yo te acompaño en la oración también… Ayer leía en la vida del Hno. Rafael que en plena guerra española decía que aún en medio de los cadáveres y la desolación que veía, había que seguir mirando a Dios y no desconfiar de su misericordia y darle gracias. No recuerdo las palabras exactas. Es un gran misterio.
Confiar…
Os acompaño a los tres 😉