¿Por qué tanta ansia de ser lo más? #buenapregunta
A veces me impongo a mí mismo losas que no vienen de Dios. Me atrevería a decir que ni siquiera llevan a Él. Quiero ser el mejor padre, el que más tiempo pasa con sus hijos, el que mejor les entiende, el marido que mejor cuida una casa, el irreprochable a los ojos del mundo. Quiero hacer muchas cosas y hacerlas todas bien. Y quiero que la gente sepa lo que hago. Y quiero ser creativo e inventar y darle otra vuelta más de tuerca. Y ser el más sensato y el más prudente y el más listo y el más atractivo… Y quiero ser un buen cristiano, el que más se da, el que mejor reza, el más profundo, el que mejor hablar, el que mejores microrrelatos escribe…
Y llega la primera lectura de hoy y todo se me cae al suelo. Y se rompe. Y hace ruido. ¿Por qué, Señor? ¿Por qué el más pequeño? ¿Por qué David, que estaba pastando con las ovejas? ¿Por qué?
Me empeño en ser lo más, en engrandecer, en ser la bomba… porque me cuesta aceptar que tu elijas a los pequeños, a los poca-cosa. Vas al corazón… ¡y eso es una puñeta Señor! Vas al pequeño de corazón grande y dices: «Éste».
Padre, déjame que me postre ante Ti y llore. Libérame del peso, abrázame y seca mis lágrimas. Soy débil y tengo miedo. Miedo de fallar, miedo de pifiarla, miedo de no saber, miedo de no poder. Soy pequeño, Señor. Soy pequeño.
Un abrazo fraterno
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