Por sus frutos (Mateo 7, 15-20)
Por sus frutos conoceremos a los profetas, a los santos, a los hombres y mujeres de Dios. Si Dios está con ellos, habrá frutos buenos. Si son unos farsantes, habrá frutos malos.
Esta lectura me recuerda a una persona muy querida que siempre la tiene muy presente… Los frutos… ¿Qué frutos? Yo entiendo que más Reino, más Dios, más felicidad… Al final, esos son los frutos expresados de mil maneras, concretados de dos mil formas… pero siempre más Reino, más Dios, más felicidad… El problema es que los frutos no son inmediatos, no siempre son inmediatos. El Señor debe ayudarnos a tener paciencia y debe regalarnos el don de la sabiduría para observar los frutos y reconocerlos.
¿Y yo? ¿Doy fruto bueno? ¿Ya he dado fruto bueno o está por llegar? ¿Soy profeta? ¿Soy santo? Lo único que tengo claro es que intento caminar hacia ese horizonte. Caigo muchas veces. A veces se me pudren las manzanas en la copa antes de que nadie las coja pero… lo procuro, lo deseo. lo ansío. Yo quiero dar fruto bueno. Siempre.
Un abrazo fraterno
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