¡Qué bien se está aquí! (Mt 17, 1-9)
Yo he tenido esa experiencia de paz espiritual haciendo un retiro, en una convivencia, apartado de mi cotidianeidad… Es la misma sensación de Pedro en el Evangelio de hoy: ¡Qué bien se está aquí!. Y uno sabe, y experimenta luego, que la vuelta a la realidad nos trae la brusquedad de las complicaciones, la insatisfacción de comprobar que volvemos a estar en lucha continua. De paz, nada de nada.
La Iglesia, nuestros grupos de jóvenes, nuestras comunidades, nuestros entornos… producen buenos frutos pero también están rodeados del peligro de la comodidad, del «hacer tres tiendas», del «estufismo», del estar muy a gustito, muy calentitos… Sin salir al mundo real, sin enfrentarnos con las injusticias, con la boquita callada, sin meternos en problemas, metiditos en nuestros templos, criticando lo de fuera, evitando riesgos, dolores, sufrimientos…
Una voz vino del cielo: «Escuchadlo». Y escuchando a Jesús, viéndole, siguiéndole… podemos concluir que el que le sigue de verdad tendrá difícil encontrar el momento para repetir la frase de Pedro. «No vine a traer la paz sino la espada…» Más claro, agua… A ver qué hacemos ahora con nuestro chiringuito personal tan razonadamente sustentado…
Un abrazo fraterno
Lienzo extraido de ArteTotal. Pincha aquí para información sobre la autora.
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