Si amáis a los os aman, ¿qué premio tendréis? (Mateo 5, 43-48)
Recuerdo que hace ya algunos años me impactó un trocito de un poema que el P. Ángel Sedano nos leyó en la celebración del domingo a los que formábamos parte en Coruña del Grupo de Tiempo Libre en el cole, capitaneados por Sátur, y que estábamos de convivencia en el albergue de los maristas en Perbes. Era algo así como:
«Querer a quien no te quiere,
a eso le llamo yo querer;
pues querer a quien te quiere
se llama corresponder
y eso lo hace cualquiera»
No sé si la lectura de ese día era el mismo Evangelio que hoy pero puede que sí. Me impactó por su clarividencia. Porque es tan claro y ¡tan verdad! ¡Y taaan difícil! Con lo a gustito que estamos al lado de los que nos quieren… Y lo necesitamos sin duda. sabernos queridos y poder reposar a veces bajo el ala del amor es absolutamente vital. Peeerooo hay que ir más allá. Al menos eso nos dice Jesús. Yo podría hacer una lista ahora mismo de personas a las que me cuesta querer y con las que he decidido mantener una relación simplemente correcta. Y ahí me quedo…
A amar también se aprende y s complejo, muy complejo a veces. Tal vez todavía no estoy en disposición de saltar al vacío pero sí al menos de dejarme claro a mi mismo que puedo amar más y mejor.
Un abrazo fraterno
también me llegó especialmente la lectura de hoy como «cachetazo» que a uno lo hace reaccionar, abrir los ojos…y darse cuenta cuánto falta para llegar a ese «sean perfectos como es perfecto el Padre…», esa perfección del amor.
Lejos estoy todavía de esa manera de amar; pero habrá que intentar demoler las viejas maneras, lo aprendido, y empezar a aprender la manera de Dios.
Difícil, pero es el desafío.
Que Él nos guíe.