Sol y luna, bendigan al Señor (Daniel 3)
Este canto de Daniel me traslada inexorablemente a un lugar: el pequeño oratorio de la casa de los Escolapios en Cercedilla, el Miradero Calasanz. Recuerdo con añoranza aquellas colonias de verano en las que asistí como monitor y recuerdo que la oración de la mañana de los monitores era uno de los momentos más bonitos del día. Rezábamos juntos laudes y aquella era una de las claves más importantes para que todo saliera bien después y para que el ambiente del equipo de monitores fuera óptimo.
Además, no me digáis que no es bonito el canto de Daniel… ¡Oh!
Un abrazo fraterno
Sería genial recuperar esa costumbre! Un signo fraterno y de comunidad enorme. Ya ni la oración en la pista antes de desayunar se hace! Ahora va todo tan rápido…
Un abrazo Santi!