Subiendo a Jerusalén (Marcos 10,32-45)
Subir a Jerusalén. Eso es la Cuaresma que se acerca y eso, al final, es también la vida. Un viaje, un trayecto, una marcha a culminar la misión y dar el estoque definitivo. Contrasta la consciencia de Jesús con el desconcierto y el «pavo» de los apóstoles, que se atreven a discutir por tonterías en aquellos momentos… Esto pasa muchas veces también. A mi alrededor veo que hay muchos que piensan que esto de vivir, incluso de construir el Reino, es algo un tanto «flower-power». Un paseíto, un mirar escaparates…
Yo sigo en Alemania disfrutando del entorno y hoy, especialmente, de Stuttgart, ciudad que tanto me gusta. Pero no puedo sacarme de la cabeza la situación creada en el trabajo y las respuestas que hay que dar. Es una situación que me pone muy nervioso. Ya se verá…
Un abrazo fraterno
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