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Ya no habrá más noche (Apocalipsis 22, 1-7)

Apocalipsis-22-Rio-de-vidaEs, sin duda, un pasaje bonito éste del Apocalipsis. No conozco demasiado este libro y, normalmente, no me suele decir nada. Hoy no es así. Me habla de otra vida, de otra etapa, de otro mundo… Me habla de un lugar donde la luz reinará, donde estaré cerca de Dios, donde ya no habrá sufrimiento ni tinieblas.

Ésta es la promesa a las puertas del Adviento.

Mañana comenzará mi tiempo litúrgico favorito. Tengo ya ganas.

Ponte en vela (Apocalipsis 3, 1-6. 14-22)

La lectura del Apocalipsis de hoy me parece preciosa y durísima. Me lo aplico en lo personal. Tal vez no estaría mal dedicar el adviento a revisar muchos de los aspectos que hoy cita. eleitaos con ella. Hagamos revisión. Llega la hora de la conversión.

«Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Conozco tus obras; tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto. Ponte en vela, reanima lo que te queda y está a punto de morir. Pues no he encontrado tus obras perfectas a los ojos de mi Dios. Acuérdate, por tanto, de cómo recibiste y oíste mi palabra: guárdala y arrepiéntete. Porque, si no estás en vela, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Ahí en Sardes tienes unos cuantos que no han manchado su ropa; ésos irán conmigo vestidos de blanco, pues se lo merecen. […]

Habla el Amén, el testigo fidedigno y veraz, el principio de la creación de Dios: Conozco tus obras, y no eres frío ni caliente. Ojalá fueras frío o caliente, pero como estás tibio y no eres frío ni caliente, voy a escupirte de mi boca. Tú dices: ‘Soy rico, tengo reservas y nada me falta’. Aunque no lo sepas, eres desventurado y miserable, pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que me compres oro refinado en el fuego, y así serás rico; y un vestido blanco, para ponértelo y que no se vea tu vergonzosa desnudez; y colirio para untártelo en los ojos y ver.

A los que yo amo los reprendo y los corrijo. Sé ferviente y arrepiéntete. Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos.»

El amor primero (Apocalipsis 1, 1-4; 2, 1-5a)

El amor primero me suena a pasión,  cierto punto de locura, a poner todo la vida a girar a su alrededor, a darle el centro absoluto de mi existencia. El amor primero me suena a ver cada día nuevo, a querer un proyecto eterno con él. El amor primero me suena a alegría, a sonrisa de oreja a oreja.

El amor primero huele a campo abierta, es fresco, libre.

Es hora de revisarlo…

Un abrazo fraterno