Encomienda a Dios tus afanes (Sal 54)
Mucha gente le pide a Dios que le resuelva los problemas. La vida es dura y difícil. Hay quien parece no haberse enterado todavía. Dios no pone ni quita cosas. Pero lo que dice el salmo hoy es distinto: pedirle a Dios que cuide de mi, de mis propósitos, de mis proyectos, de mis sueños… que me cuide en lo que el día traiga a bien aportar…
Por otro lado es algo obvio. No puedo creer que si no se lo pido Dios me abandone pero creo que el efecto de pedirlo es más en personal: es la actitud de pedir ser cuidado, reconocer que necesito ser cuidado, sentir que me cuidan. Ese efecto es renovador, balsámico y transformador… ¿O no?
Un abrazo fraterno