Domingo de Ramos 2021 – Arranca el desenlace
Domingo de Ramos. Arranca el desenlace. Se masca la tragedia. Se huele la tensión, pese a la alegría ingenua de los que se acercan a saludar al Maestro.
Jerusalén. Lugar de pasión. Lugar de consumación. Lugar de misión. Lugar de sangre y muerte. Lugar de salvación y vida. Ya no habrá más paradas en el camino. Ya no habrá más idas y venidas. Ya no habrá más tierras que visitar.
Jesús es llevado a la ciudad por una borriquilla. Le acompañan sus amigos, aquellos con los que lleva compartiendo intimidad y vida desde hace 3 años, cuando a la orilla del lago les invitó a seguirle. No entra por su propio pie y aún así, quiere entrar. Será llevado a la cruz y aún así, obedecerá y se entregará en la muerte. Nada diferente será a partir de ese momento para los que decidimos seguirle: mezcla de voz activa y voz pasiva. Un poco de buscar y un poco de dejarse encontrar. Un poco de amar y un poco de dejarse amar. Un poco de perdonar y un poco de ser perdonado. Un poco de entrega y un poco de ser entregado. Un poco de obediencia y un poco de libertad, o más bien, un mucho de libertad en la obediencia a Dios.
Muchos curiosos, como hoy. Jesús era conocido por muchos. Muchos galileos en Jerusalén para celebrar la Pascua. Su nombre suena. Otros no han oído hablar de él y se asoman para ver de dónde viene el jaleo. Los sacerdotes y levitas participan también en la distancia. Ya se la tienen jurada desde hace tiempo. Hay demasiado en juego como para dejar a este nazareno hacer y decir lo que le venga en gana… Jolgorio, fiesta, ambientazo. El Jesús que sabe predicar con autoridad, el Jesús que acoge a todos con amor, el Jesús que hace milagros, el Jesús que resucitó a Lázaro… es un influencer de categoría.
Jesús mira y calla. Sus amigos se dejan llevar por momentos. Parece que no va a ir tan mal como el Maestro les había predicho. Siguen sin enterarse de nada. Como nosotros. Fiesta, gloria, poder y reconocimiento. Ahí sí. Ahí sí nos gusta estar al lado del Maestro y sacar pecho. ¿La cruz? Ni mentarla. ¿Persecución? ¡Nada de agoreros! Jesús avanza entre la gente. Él sabe que esa no es la hora y una soledad fría comienza a recorrer su alma. Cada vez se siente más solo, más lejos de todos esos. Avanza y calla. Todavía hay mucho que hacer y que decir. Pero ya no es tiempo de secretos. Todas las cartas van a ponerse encima de la mesa. El plan de Dios se consumará. Y él, su Hijo, asumirá todo el pecado de los hombres, morirá, bajará a los infiernos y nos rescatará para siempre de la muerte. Y todo por una sola razón: por amor.
Los aplausos comienzan a cesar. Todavía algún «¡Hossana» a lo lejos. Sólo quedan los cuchicheos, los silencios que preceden a la conspiración…
Un abrazo fraterno – @scasanova