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Mosquitos, camellos y cómo desvirtuar el sentido de la Ley (Mt 23,23-26)

Siempre me ha interpelado mucho eso de «colar un mosquito y tragarse un camello». Una expresión muy adecuada para expresar lo terrible de perder el foco de la Ley, de desdibujar el sentido de la norma, de estropear y amargar la vida de las personas por poner el acento en aspectos poco relevantes.

Ser padre es un continuo aprendizaje de estas palabras de Jesús. A veces me doy cuenta de que cuelo mosquitos y trago camellos con mis hijos. También como esposo, con mi mujer. Exigencias, discusiones, tensiones… por detalles absolutamente insignificantes que yo doto de importancia desproporcionada porque, tal vez, en ellas, siento que se juega mi autoridad, mi poder, mi influencia, mi autoestima…

También como educador, como catequista, como pastoralista… me deshago tantas veces con los jóvenes por aspectos que no son los más relevantes… y no me gusto.

No quiero ser un guía ciego. Ni como padre, ni como maestro, ni como pastor, ni como testigo… Quiero parecerme más a Jesús, ser más justo, más misericordioso, menos intransigente, más comprensivo; sin perder de vista la exigencia de transitar el camino de la Verdad. ¡Ayúdame Señor! ¡Con tu ayuda lo conseguiré!

Un abrazo fraterno – @scasanovam

La catástrofe de los pecaditos (Mateo 23, 23-26)

Un mosquito es bastante pequeño. Un camello es bastante grande. Un gato también es un animal pequeño pero el mosquito es todavía más pequeño. Una vaca es un animal grande pero el camello es todavía más grande. Ambos, mosquito y camello, son realidad, es verdad. Ambos existen. Ambos tienen su entidad pero la diferencia es tan abismal que el ejemplo que pone Jesús tuvo que ser realmente hiriente.

Colar un mosquito y tragarse un camello, para aquellos encargados de guiar a las personas en la fe, de transmitirles lo que está bien y mal… es catastrófico. Ese es el ejemplo que pone que Jesús. Un ejemplo que deje a las claras lo CATASTRÓFICO que resulta esa vara medirMoonspell-Sin_Pecado-Interior_Trasera

Cuidado. Cuidado con eso. Cuidado con mirar con microscopio las manchitas del cristal y luego tragarnos la viga. Cuidado cuando lo hacemos con los demás y también cuando lo hacemos con nosotros mismos. Cuidado cuando nos acercamos al confesionario y soltamos las «chiquilladas» y no cambiamos un ápice de nuestra vida en aquellos ámbitos en los que realmente estamos alejados de Cristo. Cuidado con fustigarnos por los «pecaditos» y seguir viviendo de espaldas a las Bienaventuranzas, a la cruz, al Camino, la Verdad y la Vida.

No voy a ser yo el que diga qué es un pecadito y qué nos separa de Cristo pero mucho… La Iglesia, en su doctrina, ya especifica y enseña sobre ello pero aún así, ¡cuidado! Sinceramente, y de manera muy humilde, creo que hoy seguimos colando muchos «pecaditos» calificados como mortales y seguimos tragando con realidades que, sencillamente, no son cristianas.

Un abrazo fraterno

¡Filtráis el mosquito y os tragáis el camello! (Mt 23, 23-26)

Es tal vez lo más fácil para acabar con la justicia: filtrar un mosquito y tragarse un camello. Y pasados veinte siglos de esta frase de Jesús todavía seguimos teniendo casos todos los días en los que ésto está a la orden del día.

La injusticia es, tal vez, el origen de muchos de los males del mundo. Y, además, daña terriblemente a las personas. Cuando se comete algo injusto sobre uno la herida es grande y las consecuencias imprevisibles.

Yo, muchas veces, soy muy dado a filtrar mosquitos… y no me gusto. Y a veces también me trago camellos. Y tampoco me gusto. Es más, seguramente uno filtra mosquitos para no sentirse mal por los camellos que se está tragando. Así mantenemos nuestra imagen de «cumplidores del bien» y santas Pascuas…

Un abrazo fraterno