¿Hago cumplir aquello que se me encarga? #buenapregunta
No sé cuáles son las motivaciones que tienen las personas a la hora de ir tomando decisiones en su vida. En la niñez y pubertad, nuestros padres son quienes, casi por completo, toman decisiones por nosotros pero llega un momento en que uno tiene que ir decidiendo su camino en los estudios, si va a estudiar o a trabajar, qué estado de vida se plantea, etc. He conocido personas que, desde muy chiquitos, tienen claro cuál es su destino. Otros, en cambio, van respondiendo según estén las circunstancias y muchos valoran posibilidades de trabajo futuro, dinero, éxito, fama, felicidad, aspiraciones personales… Yo mismo puse la carrera de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos como primera opción en mi solicitud a la Universidad. De segundo puse Ingeniería Informática, que es la que finalmente estudié. Puedo afirmar que ninguna de ellas responde a aquello que soy realmente, ni a mis dones, ni a lo que me gusta en realidad… y, desde luego, no responden a aquello a lo que se me llama.
Todos nacemos con encargos. Un conjunto de tareas que conforman una misión personal, misión que se nos encarga y que, si no llevamos a cabo, quedará sin hacer. Cada misión es única y particular. El vacío que deja su no consecución es sufrido por toda la humanidad. La ejecución satisfactoria de la misma, por contra, hace al mundo mejor, mucho mejor.
Jesús, en el Evangelio de hoy, es ejemplo del que cumple plenamente aquello que se le encarga; ejemplo del que responde a la llamada que se le hace; ejemplo del que lleva a cabo hasta la últimas consecuencias la misión que se le ha encomendado.
Conocer la llamada no es inmediato y requiere estar atento al Espíritu y ser su morada. Ni siquiera se desvela siempre en su totalidad… Yo me pregunto día sí, día también, qué querrá el Señor de mí pese a tener claras varias cosas: se me llama al matrimonio, se me llama a la paternidad, se me llama a la evangelización, se me llama ahora a ser testigo en la red, se me llama a dar salida a mis dones para aprovechamiento de todos… y se me llama a la educación de niños y jóvenes. Éste último punto está pendiente y, puedo decir, genera mucho sufrimiento. Estoy en camino de dar la respuesta definitiva porque cuando uno es llamado por el Padre… o responde o se pierde.
Un abrazo fraterno