… a las aldeas cercanas (Mc 1, 29-39)
Jesús tenía muy claro que ésto no podía convertirse en un «club» acomodado y ombliguista. Él tenía claro que no podía predicar para aquellos que lo seguían entusiasmados, para aquellos que lo buscaban. Jesús tenía claro que debía salir a las aldeas cercanas, allí donde todavía no había estado, allí donde todavía no le conocían o no le habían visto, allí donde no sabía cómo le recibirían.
Creo que esto dice mucho hoy, en el momento que nos ha tocado vivir, el mundo y la sociedad que nos ha tocado evangelizar. Esto no puede ser algo para unos pocos. No podemos hablar y proponer para aquellos que nos siguen el rollo. Hay aldeas cercanas. Hay otros. Hay lugares adonde ir, personas con las que encontrarse fuera de lo conocido, de lo cómodo, de lo afectivamente agradable. Ahí hay que ir.
Claro que antes ya podemos todos «levantarnos de madrugada y salir a orar». Nosotros solos no podremos. Yo solo no podré. Toca ponerme de rodillas y vestirme de Espíritu.
Un abrazo fraterno