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Volvieron a ayunar y a orar (Hc 12,24 – 13,5)

A veces me encuentro con mucha gente que se desvive por encontrar su lugar en el mundo, que desespera por no acabar de descubrir para qué están aquí, cuál es su misión, en qué consiste su vocación. Es como si Dios se hubiera callado con ellos. Creo que, más bien, es tanto el ruido que nos rodea que difícilmente puede escucharse el soplo del Espíritu.

El Espíritu es sutil y siempre habla bajito. Es antigritos. Es como un bocado sencillo y humilde que, una vez en la boca, llena nuestros sentidos de alegre y sabroso placer. Para sentir su caricia hay que estar listo. No vale cualquier lugar. No vale cualquier momento. No vale cualquier actitud.

Bernabé y Saulo escucharon su misión en oración, en comunidad y ayunando, es decir, desprendidos de lo material, libres de ataduras, libres para optar… libres para escuchar… Ahí sí. Así sí. Buena lección para mi hoy.

Un abrazo fraterno

Cinco panes y un par de peces (Jn 6, 1-15)

Con Jesús presente, el milagro de conseguir que aquello que tengo sea capaz de saciar el hambre de muchos se produce. Para ello tengo que estar dispuesto a ofrecerlo, a compartirlo, a ponerlo en medio. Ésto también es parte del milagro.

En una sociedad que cada vez nos empuja a poseer más cosas, a la individualidad, a la seguridad y a la inmediatez de los resultados… es un signo de los tiempos, un milagro, una muestra de que Jesús está presente… que siga habiendo personas capaces de poner lo suyo al servicio y que eso, a la luz de Dios, siga saciando a muchos.

¿Qué tengo yo que pueda ofrecer? ¿Cuáles son mis 5 panes y 2 peces que ofrezco a los que me rodean? hace tiempo que identifiqué alguno de mis dones, alguno de los regalos que me han sido dados y que yo pongo en juego para saciar al mundo: fidelidad, confianza, fortaleza y alegría. Y luego tengo aquello que yo mismo he ido cultivando y que también está al servicio. No hay demasiado. Pero Dios lo coge en sus manos y lo multiplica. La vivencia comunitaria facilita esto: la comunidad es multiplicadora de panes y peces.

¡Milagro!

Un abrazo fraterno

… voy a crear un cielo nuevo (Is 65, 17-21)

Hoy tocaba compartir en mi comunidad alrededor del trabajo personal con el libro de Greenberg acerca de las emociones. A mi no me dio tiempo a trabajar todo lo que había sido estipulado pero llego a la noche contento y satisfecho y muy, como decirlo, aliviado. Es una sensación curiosa. Es como si hubiera podido expresar cosas y conectar con rincones ciertamente inexplorados por mi mismo.

Al contrario que otros, llegar y explorar esos rincones me ha producido alivio, felicidad en cierta manera. Es como si un cielo nuevo estuviera sobre mi y me llenara con su luz recién creada.

Hoy he experimentado la tristeza. He llorado. Y mi cuerpo lo ha expresado también de varias maneras. Y me ha aliviado poder decir «estoy triste». Conectar con esa emoción ha sido realmente un «milagro» maravilloso. Haciendo camino hacia la Pascua.

Un abrazo fraterno

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Pintura extraida de: http://bambarostrospinturasypalabras.blogspirit.com/

El Señor me sostiene (Sal 3)

Hoy en mi comunidad fue el primer día de puesta en común del trabajo personal que hemos decidido empezar para este curso alrededor del tema de las emociones.

 ¡Qué difícil! Ayer hubo un momento que me recorrió una emoción de desazón al pensar que nunca sería capaz de llegar a controlar y a observar qué emociones me traspasaban. Es un trabajo arduo que quiero realizar y al que me quiero enfrentar pero que me supone un tremendo esfuerzo y una gran capacidad de profundización y observación. No sé si seré capaz. Pero el salmo me sopla confianza. El Señor me sostiene. El Señor me mantiene en pie. Vale la pena crecer aunque la ropa se nos quede pequeña y nos apriete, aunque los primeros momentos de incomodidad aparezcan.

Ojalá mis hermanos me ayuden…

Un abrazo fraterno

Mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco (Hc 22, 3-16)

Leyendo hoy esta lectura me he emocionado. No es que haya visto mi historia en ella tal cual pero hoy he oído cosas que hasta ahora no había oído nunca. Siempre pensé que este pasaje no iba conmigo. Yo nunca había sido tan «malo» como Pablo. Yo siempre había estado del lado de Jesús… Hoy he hecho mío este relato.

«¿Qué debo hacer, Señor?» El Señor me respondió: «Levántate, sigue hasta Damasco, y allí te dirán lo que tienes que hacer.» Como yo no veía, cegado por el resplandor de aquella luz, mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco.»
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Esos compañros tienen nombre y apellidos. Son mis hermanos de comunidad. Ellos me llevan de la mano a un lugar todavía no descubierto por mi. Siempre andando, siempre de pie pero cegado por muchas cosas. Siempre pendiente en lo que se refiere a mi vocación, a mi lugar, a mi misión y todavía con este sentimiento de no haber llegado a Damasco. Mientras, mis hermanos me llevan de la mano. Es lo mejor que te puede pasar cuando no eres capaz de ver por ti solo.

Llegará un día en que recobraré la vista y diga «aquí», «esto es», «estos son»… hasta entonces mi comunidad camina a mi lado, me quiere, me acepta, me acoge, me acompaña y me respeta.

Un abrazo fraterno

Por tercera vez llamó el Señor (1Sm 3, 1-20)

aquiestoy.jpgEntre que no era frecuente que el Señor se manifestara y que no le había sido revelada todavía la palabra del Señor… ¡sí que tardó Samuel en acertar! ¡Es más, acertó gracias a Elí!

La conclusión que saco hoy de la Palabra es que el Señor no se cansa de llamarnos por nuestro nombre. La mayoría de las veces oímos, sentimos cosas, tenemos inquietudes, notamos que sopla el Espíritu… pero no sabemos muy adónde dirgirnos, qué se nos pide, de dónde viene la voz… Yo a veces siento que no estoy rodeado del ambiente propicio para escuchar con claridad: falta de tiempo, nervios, trabajo, etc. Gracias a la comunidad, a mi familia y a mi disposición voy tirando pero no es suficiente. Me pasa como a Samuel: estoy pendiente, dispuesto, oigo voces (en sentido figurado eh) pero no acabo de acertar.

Segunda conclusión: no podemos solos. A veces es un hermano quien abre los ojos y nos dice «¡Eh! ¡Que esto es de Dios!». Importantísima la figura de Elí. Importantísima mi comunidad. Importantísima mi mujer.

Aquí estoy, Señor.

Un abrazo fraterno

… porque Él nos amó primero (1Jn 4,19 – 5,4)

diosama.jpgSentir que Dios me ama me resulta complicado a veces. Para un cerebral como yo es fácil entenderlo, saberlo y argumentarlo. Yo me sé amado. Lo sé. Sé que Dios me ama, que soy único e irrepetible y que me acoge amorosamente cada día de mi vida. Lo sé. Sentirlo ya es otra cosa. A veces esto de ser cerebral es una puñeta pero así soy y así me tengo que querer y aceptar.

Últimamente he dado pasos en este sentido gracias a descubrir en mi comunidad la figura del Dios que me conoce, me acepta, me acoge y me ama. Sentir eso en mi comunidad es posiblemente el camino que utilizo junto el de mi relación con mi mujer y mis hijos, para descubrir ´cuán amado soy por el Padre.

Gracias a esto yo soy capaz de amar más y mejor.

Un abrazo fraterno

¿Dónde vives? (Jn 1, 35-42)

venidyvereis.jpgCómo somos las personas. Siempre preocupados por cosas materiales, por seguridades, por las espaldas cubiertas. Lo que pasa es que hay determinadas apuestas, determinadas misiones, determinados actos que son tremendamente difíciles de explicar, de cuantificar…

Cantidad de veces nos preocupamos los cristianos en mejorar la manera de explicar a otros qué es esto de ser cristiano, por qué deberían comprometerse, quién es este Jesús, dónde vive… Caemos en el juego de las preguntas y de las respuestas como si se tratara de un concurso de la tele o de un Trivial… No nos damos cuenta de que lo importante es la vida. «Venid y veréis» responde Cristo a esos dos que se le acercan interesados. No les da respuestas, les ofrece vivir algo, vivirlo de una manera. Ellos debieron quedar mínimamente convencidos porque se quedan a su lado.

Es nuestra vida la que testimonia, la que convence. Dejemos de hablar de comunidad e invitemos a la gente a ellas sin complejos. Dejemos de hablar de Pascuas e invitemos a la gente a ellas. Dejemos de hablar de la paternidad y animemos con nuestra vida a ser padres y matrimonio. Dejemos de hablar de familia y hagamos de las nuestras germen de paz, lugares abiertos, espacios donde se vive de otra manera… Así, aún tenemos alguna oportunidad…

 Un abrazo fraterno

Carta al año que nos deja, 2007

Bien vivido 2007,

 como es tradición ya en mis dedos desde hace varios años, quiero dedicar unos minutos a despedirte como hice con tus mayores en años pasados. No es tanto mirar atrás para hacer balance sino para ser consciente de que te vas, de que nunca ya vas a volver, de que vas a formar parte del pasado. En cierta manera es un pasar página, una despedida. No es un «hasta luego» sino más bien un «hasta siempre».

Estoy sentado frente a mi pc con música de fondo y rodeado por mi familia. No es bueno que te vayas solo. No es bueno despedirte en soledad. Las gaitas escupen sonidos a través de mis altavoces y dibujan en mi alma colores alegres que me enseñan el camino a mi ser profundo. Es allí donde está grabado a fuego tu nombre, donde dejaste impresa tu huella para siempre jamás. ¿Por qué? ¿Todavía lo preguntas mientras clavas tu pupila en mi pupila azul? Porque has traído a mi vida uno de los regalos más preciados por cualquier hombre o mujer que puebla este planeta: una hija.

Inés vino envuelta con papel de celofán rojo y terso. Rojo pasión. El rojo de caperucita y de las tardes de S. Isidro. El rojo del arcoiris y de las piruletas que tanto saborea su hermano mayor. Envuelta cual regalo de Sephora. Su cuna era nuestra ilusión, nuestras emociones a flor de piel, nuestro amor incondicional y el de su hermano. ¡Ah! También nos trajiste el paso de Álvaro de la guardería al cole, su despedida definitiva de los pañales, su hablar cada vez más suelto, sus primeros chapurreos en inglés, su contar incesante, sus cuentos, sus tres cerditos, sus pelis de Caillou y sus infinitas risas y abrazos lleno de suficiente energía como para dar luz a la China imperial. Esther y yo seguimos caminando juntos, contra viento marea. No siempre es fácil pero el amor puede más que las dificultades. Nuestra mirada se mira y nuestros pies apuntan al mismo horizonte un año más. Más fuertes. Más hechos.

También fuiste un año de amistades revitalizadas. De bodas. De encuentros. De lágrimas compartidas. De alegrías celebradas. De miradas reencontradas. De personas de siempre y de ahora. De blanco de novia. De ojos negros. De pelos rubios. De rizos. De confirmaciones importantes. De Pascuas vividas y revividas. De pasos en comunidad. De una comunidad dando pasos…

¿El mundo? No sé si lo dejas mejor o peor. Ya no hay columna de Umbral ni Fernán Gómez podrá volver a mandar a la mierda a nadie con esa genial voz quijotesca. Antonio Puerta ha fichado por un equipo celestial y Casaus dejó al BarÇa sin su mejor embajador. Mi hijo sabe pronunciar «Pavarotti» pero ya nunca lo conocerá… Siempre en tu familia nos dejáis con esa sensación agridulce propia de restaurante chino…

No quiero extenderme mucho más. El libro cierra un capítulo. Uno nuevo está por escribir. Sólo existe el blanco del vacío, de la nada. Todos escribiremos un poquito. Cada granito de arena es importante para seguir dictando la historia del mundo. Yo seguiré aportando una estrofa, como dice el poeta, esperando reencontrarme conmigo mismo el próximo 31 de diciembre.

Buen viaje 2007.

Santi

A roun-D I o S

2 zero zero 7

Celebremos y gocemos (Is 25, 6-10a)

Festín de manjares, festín de vinos, manjares enjundiosos, vinos generosos, lágrimas enjugadas, muertes arrancadas… ¡Celebremos y gocemos! ¡Esta es nuestra fe! ¡Este es nuestro Dios!

Qué lectura tan antagónica de esos discursos de cristiano triste, soso, sacrificado y mortificado que a veces tiene uno que escuchar. ¡Qué contraste tan bestial con ese espíritu agobiante lleno de prohibiciones, cargas, pesos…! ¡Qué palabras tan terrenales y poco espirituales usa el profeta para referirse a ese momento en que uno se sabe amado por el Padre y siente que Dios vive en él, nace en él!

La lectura, sin duda, me trae a la mente y al corazón las reuniones de comunidad donde tras la oración de vida compartida viene la cena; donde la comunidad goza con un buen queso, con un buen postre, con unas buenas hamburguesitas con ketchup… donde se celebra con gozo espiritual y carnal. Eso también es de Dios.

Un abrazo fraterno