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#Diosnotienefavoritos (Lucas 11, 42-46)

Las lecturas de hoy son tremendamente duras y muy hermosas a la vez, muy clarificadoras de lo que quiere Dios, por mucho que le queramos dar muchas vueltas.

En la primera deja muy claro que NO TIENE FAVORITISMOS. Da igual ser judío que griego. Al final lo que importa no es la etiqueta sino el cómo hemos pasado la vida, el cómo hemos obrado, el bien que hemos hecho y el amor que hemos entregado. No hay etiquetas. No caben, pues, prejuicios. No se trata de ser de los de la Iglesia o de los «otros»… No se trata sólo de de eso. En un mundo lleno de hashtags y etiquetas… Dios no se mueve en esos criterios.692197

El Evangelio es duro. Porque a mi también me gustan los asientos de honor y las reverencias. No lo busco ni lo promuevo… pero me gustan. Me gusta ser considerado, admirado, me gusta ser «el mejor», «el más entregado», «el más dedicado», «el superhombre que todo lo puede»… Y muchas veces me descubro imponiendo esas maneras mías a los demás, usando un rasero alto para medir, un juicio duro.

El Señor hoy se muestra implacable con mi corazón y me llama a la conversión. ¿Eso cómo se hace Padre? ¿Cómo cambia uno el corazón? ¿Orando? ¿Fustigándose para ser de otra manera? ¿Esperando que Tú obres el milagro?

El Papa Francisco está siendo también voz de Dios en este aspecto. No hay más que ver la reacción de muchos. A nadie le gusta que le señalen con el dedo y menos aún reconocer que, pese a todo, necesita convertirse, Pero así es. Acojamos esta palabra con corazón dócil y humildad.

Un abrazo fraterno

Cristianos en la ITV (Mateo 10, 1-7)

senal-itv-definitivaIsrael era el pueblo elegido. Y es a sus «ovejas descarriadas» a donde el Señor Jesús manda a sus apóstoles en primer lugar.  ¿Sigue aplicándose esto hoy también? ¿Es este también el contexto de la nueva evangelización de la que tanto hablamos hoy en día? Yo creo que, en parte, sí.

Piensa en personas concretas. Personas que se autodenominan creyentes pero cuya vida no transpira cristianismo. Personas que han abandonado la Iglesia por discrepancias más o menos serias. Personas que se han quedado pero cuya actitud la sitúa fuera del Cuerpo de Cristo, aunque ellas se presupongan el corazón del mismo. Sacerdotes que, en lugar de acercar, alejan. Religiosos perdidos y desencantados de su comunidad, sus votos, su misión. Laicos y laicas que se piensan que nada va con ellos, que no son realmente testigos de nada y que en nada se diferencian de los «gentiles» de su entorno…

Creo que la labor del Papa Francisco está siendo importantísima en este sentido. Lejos de disertaciones teológicas y piruetas vaticanas, Francisco está trayendo a la actualidad mundial, de manera muy exigente y dura, los pilares de cualquier seguidor de Jesús, sea cuál sea su vocación y función en la Iglesia. Nos vuelve a hablar del ejemplo, del hacernos responsables unos de otros, de la fraternidad, de los más pobres y necesitados, de nuestras terribles omisiones, del amor de Dios, del perdón, de la necesidad de volver a Jesús, de lo difícil del seguimiento… Todo sabido. Todo olvidado. De nuevo en la primera plana de nuestras reflexiones.

Todos necesitamos pasar por la ITV para revisar nuestra fe y la «calidad» de nuestra fidelidad al Señor. Todos. Los primeros. Antes que los gentiles. Antes que aquellos a los que juzgamos y masacramos pensando que somos moralmente superiores.

Un abrazo fraterno

Nuestro amigo Abrán, el atribulado (Génesis 15, 1-12. 17-18)

El Evangelio de hoy tiene miga: los falsos profetas. Podría orar con ello si no fuera porque la primera lectura me ha llamado poderosísimamente la atención. No será por no haberla leído antes pero hoy… cobra un cariz especial.

Abrán tenía miedo y estaba preso de enormes preocupaciones sobre su descendencia, sus tierras, etc. Abrán vivía atribulado igual que estoy yo en algunos momentos. Igual que lo estás tú. Abrán es hoy alguien muy cercano a cualquiera de nosotros en su preocupación, en su tribulación.

corazon nuevoY Dios sale al paso. Y le promete a Abrán algo que, en ese momento, es inconcebible. Abrán responde desde la fe. No hay muchas más posibilidades. Abrán no encuentra respuesta a sus problemas, no los ve solucionados; simplemente cree que la Palabra del Señor sobre él se cumplirá. Y lo que hace es responder poniendo a los pies del Señor lo que tiene, abriendo su corazón a la omnipotencia del Padre Creador. ¡Cuántas veces nosotros NO CREEMOS sino que pedimos que las dificultades, los problemas, las preocupaciones… desaparezcan! ¿Soy consciente de la promesa del Señor para mi? ¿La he escuchado alguna vez? ¿Me creo esa Palabra? 

Abrán, humano él, pregunta también algo muy de humano: ¿Cómo me voy a dar cuenta de que tu promesa se hace realidad? El Señor no responde a esa pregunta y sólo le pide confianza, entrega, fe, respuesta. El Señor sabe que Abrán se dará cuenta cuando llegue el momento. El Señor sabe que la clave no está en el resultado sino en la transformación del corazón de Abrán. Cuando yo me convierta, aumente mi fe, ponga toda mi confianza en la promesa de mi Padre, lo ponga todo a sus pies… posiblemente la Palabra sobre mi se cumpla.

Y el final de la lectura es curiosísimo: la alianza se fragua en la tiniebla, en la oscuridad, en medio de un Abrán aterrorizado. Da que pensar y que orar, mucho.

Señor, cambia mi corazón, concédeme más fe, más confianza… que pueda decir: «CREO».

Un abrazo fraterno

Yo también soy un poco Herodes (Marcos 6, 14-29)

Herodes está perfectamente retratado en «Jesucristo Superstar». Un payaso. Un mindundi. Un don nadie. Un vendido. Un débil. Un mediocre. Seducido fácilmente. Temeroso de hacer frente a sus incoherencias, a su pecado. Esclavo de su posición.

Herodes. Incapaz de dar un paso adelante. Incapaz de tomar el mando de sí mismo. Incapaz de dar un giro a su perversión. Incapaz de convertirse. Circense. Vacío.

Yo también tengo mi parte herodiana. En mi también vive Herodes. Esta Cuaresma llega una nueva oportunidad para seguir purificando ese Herodes que no desaparece del todo…

Un abrazo fraterno

Ponte en vela (Apocalipsis 3, 1-6. 14-22)

La lectura del Apocalipsis de hoy me parece preciosa y durísima. Me lo aplico en lo personal. Tal vez no estaría mal dedicar el adviento a revisar muchos de los aspectos que hoy cita. eleitaos con ella. Hagamos revisión. Llega la hora de la conversión.

«Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Conozco tus obras; tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto. Ponte en vela, reanima lo que te queda y está a punto de morir. Pues no he encontrado tus obras perfectas a los ojos de mi Dios. Acuérdate, por tanto, de cómo recibiste y oíste mi palabra: guárdala y arrepiéntete. Porque, si no estás en vela, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Ahí en Sardes tienes unos cuantos que no han manchado su ropa; ésos irán conmigo vestidos de blanco, pues se lo merecen. […]

Habla el Amén, el testigo fidedigno y veraz, el principio de la creación de Dios: Conozco tus obras, y no eres frío ni caliente. Ojalá fueras frío o caliente, pero como estás tibio y no eres frío ni caliente, voy a escupirte de mi boca. Tú dices: ‘Soy rico, tengo reservas y nada me falta’. Aunque no lo sepas, eres desventurado y miserable, pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que me compres oro refinado en el fuego, y así serás rico; y un vestido blanco, para ponértelo y que no se vea tu vergonzosa desnudez; y colirio para untártelo en los ojos y ver.

A los que yo amo los reprendo y los corrijo. Sé ferviente y arrepiéntete. Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos.»