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Papá lo hace porque te quiere (Hebreos 12, 4-7. 11-15)

Father and son talking

«Papá lo hace porque te quiere» es una de las frases que muchas veces me escuchan mis hijos. Intento que, desde pequeños, sepan que muchas correcciones u obligaciones que vienen de su padre o su madre son parte de la educación que queremos
Pero es verdad, los que somos padres lo sabemos: si amas a un hijo, educas conociendo el horizonte buscado, la meta final. Eso el hijo no lo entiende porque no es capaz de mirar más allá del momento. darles, son parte del trabajo de construir personas que valgan la pena, parte de la ayuda que les brindamos para que puedan llegar a ser personas adultas sanas y felices. No es fácil. A nadie le gusta que le corrijan, que le reprendan… porque uno quiere hacer las cosas por sí mismos, quiere demostrar al mundo lo que puede, quiere saberse con cierto «poder», quiere demostrar que también hay que tenerlo en cuenta, quiere que le presten atención, quiere hacer lo de todos…

Lo mismo nos pasa a nosotros en la fe, en la vida, con Dios. La mirada de Dios, hacia el horizonte, hacia la eternidad, no la comprendemos. Sólo entendemos lo concreto, lo actual, lo real del momento. Y nos molestamos, nos rebelamos, nos enfadamos y clamamos contra Él muchas veces.

Y es entonces cuando en la oración, tal vez, si estamos atentos, escuchemos susurrantes esas palabras de lo alto: «Papá lo hace porque te quiere…».

Un abrazo fraterno

Dolido de su obstinación (Mc 3, 1-6)

¡Qué indignado parece sentirse Jesús en este pasaje evangélico! Ese torpe y obstinado silencio, cerrado a la verdad, enfada a Jesús. Le enfada porque sabe que detrás no hay desconocimiento, ni inconsciencia, ni duda sino más bien la decisión clara de no dar el brazo a torcer, de no perder posición.

A mi tampoco me gusta la gente que actúa así. No me gustan los fanáticos. No me gustan los que deciden libremente enrocarse continuamente en SUS ideas. Son débiles. Negarse a reconocer que uno puede estar equivocado es muestra de debilidad. Agarrarse a algo (ideas políticas, ideas religiosas,…) de esa manera sólo es muestra de pobreza y no es fruto de las convicciones sino de una total inseguridad.hooligan

Yo no me considero fanático u obstinado. Algo cabezón a veces pero siempre abierto a la correción, al debate, a la alternancia, al descubrimiento, a la verdad que otros puedan mostrarme. Creo que con todos se puede hablar y de todo. Y he aprendido a dar la razón sin forzar nada. Y he aprendido a ceder. Y he aprendido a acoger opiniones y críticas. Y así veo la política. Y el deporte. Y la religión. Y todo ámbito vital. Y para mi es importante saber transmitir esto a mis hijos. Es algo de lo que más orgulloso estoy personalmente.

Un abrazo fraterno

Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud… (Rm 8, 12-17)

A veces siento que soy como ese jefe de la sinagoga del Evangelio. A veces me siento esclavo de esa actitud tan mía de poner pegas a todo, de estar continuamente buscando problemas a lo que los demás hacen con toda su buena intención y que, posiblemente, hacen bien. Me repito una y otra que no quiero ser así, que la prósima vez será diferente pero cuando llega el momento algo puede más que mi deseo y me lanzo una vez más a destruir. Suena un poco fuerte e igual no lo es tanto pero quien lo sufré debe estar cansado de recibir mis continuas correcciones, comentarios y reproches.

Estoy llamado a ser HIJO y no esclavo. Estoy llamado a la libertad y no a las cadenas. En esto todavía soy un esclavo. En otras cosas, en cambio, siento que he avanzado enormemente en ese «sentirme hijo». Mi relación con el padre ha madurado y ha ido dejando de ser una relación vertical, jerárquica, temerosa y disciplinada para ser una relación horizontal, de confianza, de conocimiento mutuo, alegre y espontánea. De eso estoy contento.

 Un abrazo fraterno