La olvidada corrección fraterna (Mt 18,15-20)
¿Corrección fraterna? ¿Eso qué es lo que es?
Algo olvidadísimo o, en todo caso, algo que se suele hacer muy mal. Lo más usual es que no se haga ningún tipo de corrección. La vida comunitaria es difícil, ¿para qué vamos a andar diciéndonos lo que no hacemos bien? ¿Qué necesidad hay de pasar por ese trago? Mejor murmurar y poner a parir al hermano… Más fácil es, sin duda. También podemos optar por la corrección no fraterna. Machacar al hermano y decirle lo que no ha hecho bien, con rintintín, atacando, desprestigiando, en público, despreciando…
El Señor nos invita a ser responsables unos de otros. No puede ser de otra manera. Y hay mucho camino por hacer. La educación emocional, la gestión de expectativas, las heridas personales… pueden jugar malas pasadas. Pero ¿qué clase de hermanos somos si no procuramos para el otro lo mejor, si no luchamos por apartarle del mal, si no le ayudamos a seguir al Dios de la Vida?
Menos cursos de espiritualidad y de oración y más de corrección fraterna, porque la comunidad se juega buena parte de su credibilidad en ello.
Un abrazo fraterno – @scasanovam