Convertiré mis montes en caminos (Is 49, 8-15)
Hoy ha sio un día de esos en los que es frecuente adelantar acontecimientos y afrontar problemas que todavía no han aparecido (aunque lo harán). Fue uno de esos días en los que el miedo a lo desconocido, a lo nuevo, a lo antiguo frena las ganas de crecer, de vivir, de salir…
Recuerdo con viveza las dos veces que hice el Camino de Santiago. La vida. Es la vida. Recuerdo apuntar con mi mirada caminos empinados cuyo no fin no alcanzaba la vista; caminos embarrados y llenos de altibajos. Y recuerdo ese pensamiento de terrible incomodidad ante lo que estaba por llegar; pensamiento paralizante y engañoso, venenoso. Como decía Javier, «el secreto está en dar siempre un paso más, sólo un paso más». Y poco a poco, paso a paso, la cuesta se convertía en llano.
Esta Palabra de hoy me llena de esperanza.
Un abrazo fraterno