El Señor me sostiene (Salmo 3)
Ayer domingo ya nos encontramos con unas lecturas tremendas. Yo las escuché como dirigidas a mi, como casi siempre. Ayer especialmente. Y hoy volvemos. Resuena y resuena este «el Señor me sostiene» del salmo. Con un David en problemas en la primera lectura, arrinconado y cuestionado por parte de los suyos, y con un poseido al que Jesús devuelve a la vida como quien dice.
El Señor me sostiene. Aunque parezca que el mundo me arrincona. Aunque parezca que no voy a dar más. Aunque parezca que mi vida la manejan muchos «espíritus»: el tiempo, el trabajo, el cansancio, los contratiempos del día a día… El Señor me sostiene. Lo creo firmemente.
A veces me paro y me comería el mundo y llevaría a cabo mis más ilusionantes proyectos. Al momento me entran todos los miedos del mundo y me cuestiono y pongo en duda mi determinación y le doy un aire de irresponsabilidad. Pero al momento me pregunto: ¿es el miedo el que me hace pensar esto o la sana prudencia? ¿Sí o no? ¿Qué hacer? Y me carcome este dudar… Supongo que es parte de la lucha.
La clave la daba ayer S. Pablo: AMOR. Y que venga lo que Dios quiera. Él conoce a quien ha elegido y a ése lo sostiene.
Un abrazo fraterno