Nos cansamos día y noche (2Ts 3, 6-10.16-18)
Exámenes, niños, casa, etc, etc, etc…
Estoy cansado. El verano no ha servido para descansar. Ni siquiera para desconectar. Ha sido un verano lleno de viajes, carreras, sufrimientos, separaciones, soledades… compensado por la ayuda de la familia y de los hermanos de comunidad. Pero estoy agotado. Y todavía me quedan dos exámenes, dos semanas de vacaciones del niños, compras que hacer para la vuelta al cole, un recibidor que pintar, un retiro que organizar…
El cansancio fruto del trabajo y del esfuerzo es tmabién signo de vitalidad. Quién se cansa es porque se gasta. Quién se gasta es porque vive…
Un abrazo fraterno