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Domingo II Adviento 2019 (Lc 1.26-38) #Inmaculada

María conoció una vida en plenitud.

A veces buscamos la felicidad y la plenitud en lugares donde no están. Y nos frustramos. Pensamos que en la comodidad, el bienestar, el éxito, los estudios, un buen trabajo, la holgura económica, la diversión… encontraremos eso que nos llene. Y no suele pasar.

María nos descubre que la felicidad está en responder a las grandes preguntas de la vida, en afrontar con confianza lo que viene, en estar disponible para otros, en plantear una vida en el alambre, pero llena de amor.

Otros te intentarán convencer de lo contrario: escapa de las grandes preguntas, evita consecuencias, busca la poltrona, piensa en ti mismo sobre todo y en tu paz interior, y no te quedes sin nada que experimentar o probar.

Cuando uno necesita del puenting, los deportes de riesgo, el paintball, de viajes a lugares exóticos, incluso de violencia y pequeñas revoluciones… es porque el corazón está seco y no está encontrando la fuente de la que mana el agua que sacia toda sed.

Mira a María y, desde ella, a Dios. Y ya verás.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Tres actitudes ante Dios que María nos enseña – III Jueves Adviento 2018 – (Lc 1,26-38)

Miedo, incapacidad y disponibilidad. Tres palabras sencillas que encierran todo un universo de sentimientos, pensamientos e historias que nos hablan de Dios. Tres palabras que conoció María y que uno puede extraer del Evangelio de hoy, el de la tan conocida Anunciación.

Atemorizada

María siente miedo ante el Misterio. Ese es el comienzo de su camino, cuando escucha el saludo del ángel y, de repente, siente que algo desconocido entra en su cotidianeidad, en lo íntimo de su corazón. María, judía y creyente, escucha y lo que escucha la turba. Presiente que algo distinto, nuevo, grande… está pasando. Algo que se escapa a su control, a lo conocido. María toca con sus sentidos a Dios, tiene experiencia de Él. Y se asusta, se descoloca, se remueve, se inquieta. ¿Por qué tendemos siempre a identificar a Dios con la paz? Eso, tal vez, vendrá luego. Cuando Dios llega a tu vida, de repente, sin avisar, con ganas de tocarte el corazón… descoloca.

Incapaz

El siguiente sentimiento que embarga a María es el de la incapacidad personal. Tras conocer el plan de Dios, María, como todos, se lo lleva a lo personal: Yo no puedo, yo no sé, yo nos soy capaz, cómo puede ser posible si… María siente lo mismo que sentimos tú y yo tantas veces, cuando pensamos que depende de nosotros que Dios haga lo que tiene que hacer. Sí y no. Dios hace más allá de nosotros, de nuestras capacidades, de nuestras posibilidades, de nuestros títulos, de nuestros conocimientos… Dios es el que lo hace todo.

Disponible

Esta es la respuesta de María. El Espíritu que la habita encuentra espacio para responder, para mitigar el desconcierto y descubrir que no es ella la que obrará el milagro. Dios no le pide el milagro sino la disponibilidad para que el milagro acontezca. Finura de matices que, a la vez, son tan importantes… El milagro es de Dios, la acción es de Dios… pero la posibilidad la ponemos nosotros. Esa es la actitud final de María. Esa es la respuesta. Esa es también la respuesta de Jesús en Getsemaní. Un Fiat que lo cambia todo.

Fiat. Yo también.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Hacer lo imposible – II Miércoles Adviento 2018 – (Is 40,25-31)

Muchas veces me han preguntado cómo soy capaz de hacer tantas cosas. Recuerdo también que cuando nos quedamos embarazados del tercer hijo, mucha gente se acercaba a nosotros y nos felicitaba por nuestra valentía sin límites. Hoy mismo, conversando con un amigo de la Diócesis, me decía algo ya muy sabido: los que más liados estamos, somos los que estamos más disponibles.

La respuesta a este misterio está en el pasaje de Isaías de hoy, tan hermoso como el de todos estos días de espera. 


«Los que esperan en el Señor
renuevan sus fuerzas,
echan alas como las águilas,
corren y no se fatigan,
caminan y no se cansan.»

ES así, aunque suene cursi, ñoño, antiguo… esa es la verdad: Dios nos da fuerzas, energía y capacidad para sacar adelante la misión que nos ha encomendado. Y aquellos que respondemos, con nuestras posibilidades, Dios nos multiplica y nos regala el ciento por uno, para sorpresa de los espectadores.

No hay más secreto. No hay más misterio. No es magia. Ni son poderes. Ni complementos vitamínicos. Ni drogas. Es Dios. Ni más ni menos.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Por tercera vez llamó el Señor (1Sm 3, 1-20)

aquiestoy.jpgEntre que no era frecuente que el Señor se manifestara y que no le había sido revelada todavía la palabra del Señor… ¡sí que tardó Samuel en acertar! ¡Es más, acertó gracias a Elí!

La conclusión que saco hoy de la Palabra es que el Señor no se cansa de llamarnos por nuestro nombre. La mayoría de las veces oímos, sentimos cosas, tenemos inquietudes, notamos que sopla el Espíritu… pero no sabemos muy adónde dirgirnos, qué se nos pide, de dónde viene la voz… Yo a veces siento que no estoy rodeado del ambiente propicio para escuchar con claridad: falta de tiempo, nervios, trabajo, etc. Gracias a la comunidad, a mi familia y a mi disposición voy tirando pero no es suficiente. Me pasa como a Samuel: estoy pendiente, dispuesto, oigo voces (en sentido figurado eh) pero no acabo de acertar.

Segunda conclusión: no podemos solos. A veces es un hermano quien abre los ojos y nos dice «¡Eh! ¡Que esto es de Dios!». Importantísima la figura de Elí. Importantísima mi comunidad. Importantísima mi mujer.

Aquí estoy, Señor.

Un abrazo fraterno