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El diablo vestido de monje (Mateo 16, 13-23)

Recuerdo la visita que mi mujer y yo hicimos a los Museos Vaticanos el pasado mes de octubre. Fue una visita con guía llamada «Arte y Fe», que incluía la entrada a varios de los recintos desde una perspectiva creyente, catequética. Fue magnífica. Y recuerdo varias cosas especialmente. Una de ellas es la explicación que el guía nos hizo de la Capilla Sixtina en el comienzo de la marcha, fuera, delante de unos paneles. Y recuerdo que en una de las pinturas de las paredes laterales se plasma a Satanás, la presencia del Mal. Satanás no aparece tal cual sino disfrazado, vestido de otra cosa: de monje. Y recuerdo que el guía nos explicó que el artista quería mostrar con ello cómo el diablo suele presentarse disfrazado de algo bueno… es su manera de engañarnos, de camelarnos…

Hoy leo el muy conocido pasaje de «quién decís que soy yo» y me quedo orando con la última frase, con esa advertencia de Jesús ante la invitación de Pedro de no bajar a Jerusalén y afrontar todo ese sufrimiento. El diablo hace tropezar, dice Jesús. Y hace tropezar porque es mundano, piensa como los hombres, ofrece algo que es «bueno», «agradable», «placentero», «cómodo»… por eso es tan tentador.

Tentaciones_de_Cristo_(Botticelli)

La presencia del diablo es constante en nuestra vida y suele agudizarse, como pasó con Pedro, cuando uno más se deja guiar por el Espíritu, cuando más cerca está del Maestro, cuánto más le ama y más se deja amar por Él. El diablo viene a liarnos, a enredarnos, a confundirnos… nos tienta con aquello que sabe que entra en lo probable de nuestros pensamientos, de nuestras apetencias, de nuestras ideosincrasias… Si el diablo fuera muy evidente sería de fácil contraataque pero… no es evidente. No te hace tropezar en la curva sino más bien cuando camina en la recta, seguro de sí, desprevenido.

¡Qué lógico parece Pedro intentando que su Maestro no sufra! ¡Qué lógico y qué peligroso para Jesús!

Un abrazo fraterno

Nube baja (Éxodo 40, 16-21. 34-38)

La nube del Señor… Siempre sobrevolando mi cielo. Presencia continua. Yo la siento ahí. La veo. Es Dios, que está siempre. Es el Espíritu que sopla. Es la mano que me guía. nubebaja

Siempre dispuesto a levantar el campamento e irme, caminar tras el Señor, a tierras nuevas, lugares distintos, misiones particulares…

Esperar es lo que más me cuesta. Ese tiempo en el que toca estar, reposar, trabajar día a día en algo, con la sensación de que la nube se levantará pronto, con la sensación y con el deseo…

Señor, hoy te pido concreción. Que la nube se levante, que me guíe, que me lleve, que no deje que me pierde, que me extravíe, que me acomode…

Un abrazo fraterno

Dios también te espera en bañador (Génesis 46, 1-7. 28-30)

No me digas que nunca lo has hecho. ¡Es genial! Te metes en el mar, bajo el sol, y te tumbas boca arriba con los ojos cerrados. Sin oponer resistencia. Sin miedo. Y dejas que las olitas, que la marea te lleve… Cuando tus pies empiezan a golpearse con la arena del fondo y la espalda empieza a rozarse, es que ya estás en la orilla de nuevo. Abres los ojos y todo es distinto. No hay nada tuyo cerca. Ni rastro de tu toalla. Sombrillas desconocidas. Caras nuevas. Señoras que no estaban cuando te metiste. Has aparecido en un lugar distinto e inimaginable cuando decidiste darte el baño.

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Hoy la Palabra nos habla de eso. Desde la primera lectura hasta el Evangelio, la propuesta del Padre hoy es veraniega y refrescante. Liberadora. Hoy el Padre viene y me pide que me dé el chapuzón, que me adentre en el mar y que no me preocupe, que deje mi vida en sus manos y que Él me irá llevando.

Muchas veces he intentando explicar que nunca fui demasiado racional en mi toma de decisiones. Eso no quiere decir que no las pensara, que no ponderara ventajas y dificultades… pero siempre, al final, me he dejado llevar por lo que yo siempre he llamado la «intuición del Espíritu». Es esa brisa que te lleva hacia un sitio. Esa voz que te dice que venga, que por aquí. Esa ilusión serena que te impulsa hacia aquello que sientes te hará inmensamente feliz. No tiene sentido para muchos. No es razonable para otros. No se comprende para algunos. Pero yo siempre decidí de esa manera. Así me vine a Madrid hace ya 13 años, sin casa, trabajo y con la carrera sin terminar. Así empezamos nuestro noviazgo Esther y yo y decidimos casarnos. Así aparecí un año en Cercedilla y comenzó un precioso camino pastoral en la Escuela Pía. Así nos embarcamos en la aventura comunitaria con Felipe y Stella. Así celebramos la llegada de Álvaro, de Inés y la decisión de querer un tercer hijo y celebrar con gozo la llegada de Juan… Intuiciones maravillosas. Y llegó iMision y las redes y el Vaticano y Roma y CONFER y charlas y ponencias… ¡y la Fraternidad!

Efectivamente hay que estar dispuesto a abandonar seguridades y asumir riesgos. Hay que estar dispuestos a conocer lugares nuevos y sentirte en casa siempre, en todo lugar, con cualquier persona. Hay que estar dispuesto a seguir la voz de Dios y dejarse llevar.

Lo que para otros es imposible, a mi siempre me ha resultado liberador. Es la libertad de aquel que intenta poner sus sustento en el que no se muda.

Un abrazo fraterno

¡Cuidadín con el Espíritu! (Marcos 3, 22-30)

Espiritu-Santo-Island-Mexico-44Es virulenta la reacción de Jesús en el Evangelio de hoy: todo podrá ser perdonado menos la blasfemia contra el Espíritu Santo.

Y esto me da que pensar… El Espíritu… ese gran desconocido. Ese al que nadie reza. Ese que no sale en procesiones. Ese que todo lo mueve y a quien tan pocos se aferran.El Espíritu… que da palabra cuando las mías se han terminado, que sostiene cuando ni fuerzas quedan, que abre puertas cuando el fin había llegado, que sopla y te lleva, te dirige, te protege, te susurra… Ese que elige Papas, el que presenta parejas, el que trae paz y consuelo donde la lágrima reina…

¿Quién se acuerda del Espíritu?

Un abrazo fraterno

 

¡Que sí! ¡Que todavía vive! (Juan 20, 2-8)

Cuando leí el evangelio de hoy me quedé un poco frío. ¿Qué pintaba este pasaje de la resurrección de Jesús en medio del recién comenzado tiempo de Navidad? Decidí leer alguna reflexión que me alumbrara y me encontré esta en www.catholic.net: «Pedro y Juan en el sepulcro«. Me iluminó.jesus_muñeca

¿Qué celebramos exactamente en Navidad? No tanto que Cristo nació en Belén hace 2000 años como que sigue naciendo, creciendo y estando vivo en hombres y mujeres de hoy. Celebramos que, tras su resurrección, Jesús no sólo ha nacido sino que ¡sigue vivo! El matiz es importantísimo.

El Espíritu está suscitando alrededor multitud de iniciativas. Yo me mantengo alerta y voy meditando todo en el corazón. En algún momento, intuyo, se me pedirá una respuesta más contundente. Mientras, camino poco a poco.

Un abrazo fraterno

Confía tu juicio al rey (Sal 71)

La verdad es que no se puede expresar mejor el consejo que yo necesito para este tiempo que me está tocando vivir lleno de caminos alternativos que se abren ante mis ojos. A veces me agobio pensando cuál es por el que debo transitar y, otras veces, escuchando Palabras como ésta, reposo en el Señor y espero que, de una manera u otra y sin entender cómo del todo bien, me haga ver a través del soplo de su Espíritu cuál es el camino que me llevará a la felicidad verdadera y con el cual se podrá cumplir eso que cuenta la hermosa primera lectura de Isaías: «las tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti; y caminarán los pueblos a tu luz; los reyes al resplandor de tu aurora.»

Amén.

Un abrazo fraterno

El Señor nos bendiga (Sal 66)

Este es el primer post del año que comienza. La primera entrada del año 2010.

Pocas veces he empezado el año tan bien. Acostarme a las 3:30 esta noche no ha impedido que a las 9:15 estuviera en pie, abrigo y gorra en mano, saliendo a buscar churros como manda la tradición popular. En Coruña a esas horas se estaba de vicio. No llovía, hacía fresquito y las calles estaban casi vacías, exceptuando el ligero goteo de los jóvenes que volvían a sus casas en pandilla tras la fiesta nocturna. Me hubiera quedadndo paseando un buen rato en soledad. Subí los churros a casa, desayuné y luego me fui a misa de 10:00. Cortita, sencilla pero que me infundión el estado de ánimo ideal para empezar un año con buen pie: encontrándome conmigo mismo, acompañado por mi silencio y la palabra del Padre.

Por último, sentado frente al sofá, como es tradición en la familia Casanova-Miralles (y ahora en la Casanova-Morales), para darle la bienvenida real del año: desde Viena y a ritmo de valses, disfrutando con los trajes glamurosos de las bailarinas, con la elegancia de los músicos, con las notas más hermosas jamás compuestas… Es un comienzo de año «espiritual» pero es que hace ya tiempo que me cansé de las fiestas, de las aglomeraciones, de las fachadas y las mascaradas y, aunque entiendo que hay una edad para todo, también reconozco en mi la capacidad de disfrutar de la vida que se me regala de verdad.

El salmo viene a expresar perfectamente los deseos para este nuevo 2010. En el día de María, cerca de Jesús, y después de mirar atrás haciendo balance, no queda más que pedir bendiciones al Señor y esperar que poco a poco la luz del Evangelio se vaya abriendo camino en las oscuridades del mundo.

¡Bienvenido 2010!

No se fiaron de sus planes (Sal 105)

tierra_prometidaEs verdad que las personas somos bastante miopes en cuanto a los planes de Dios se refiere. Todo lo que esté más lejos de lo que nosotros entendemos como admisible no somos capaces de valorarlo y nos ponemos nerviosos muy pronto acusando a Dios de habernos abandonado o de no cumplir la promesa que un día creimos escuchar a través del Espíritu.

También es cierto que la manera de actuar de Dios es sumamente misteriosa y desconcertante a veces y su manera de llevarnos a la tierra prometida no puede ser más especial. Su concepto de tierra prometida es especial. No nos dice ni cómo vamos a llegar ni cuánto va a durar el viaje por lo que a uno sólo queda confiar inquebrantablemente en que lo que escuchó un día es real y es verdad… Fiarse de sus planes, vamos.

Plantearse así la vida es jugar al ataque; desconcierto para muchos; libertad para algunos.

Un abrazo fraterno

La nube (Ex 40,16-21.34-38)

La nube de la primera lectura de hoy me trae muy buenos recuerdos; recuerdos del último retiro previo a la Confirmación del último grupo de jóvenes a los que acompañé en su camino de fe. Recuerdo trabajar esta nube con ellos y hablar de la disponibilidad de cada uno a levantar el campamento cuando la nube se mueve y a hacer vida el tiempo que haga falta cuando la nube se queda quieta.

nubeSeguir a la nube es renunciar a las seguridades absolutas, al definitivo acomodo. Seguir a la nube es estar siempre en camino, es estar dispuesto a seguir al Padre allí adonde la nube del Espíritu nos conduzca.

Realmente complicado. Yo he comprado una casa para quedarme en ella. He pensado una vida para llevarla a cabo. Pero ciertamente también estoy abierto a esta aventura de Dios. También es apasionante a la par de dura. Y hacerlo junto a mi mujer y mis hijos me llena de alegría y esperanza. Una muerte, una circunstancia imprevista, una petición de ayuda, un nuevo trabao, una nueva tarea… la nube siempre se mueve. Mejor es seguirla.

Un abrazo fraterno

El viento sopla donde quiere y oyes su ruido (Jn 3,5a.7b-15)

abismoxc6Es una imagen preciosa esta del viento. Soy de los que se sienten vivos cuando el viento, leve brisa o moderado soplo, le pega en la cara. Ir a la ladera de la Torre de Hércules o a cualquier cabo de las Rías Altas o de la Costa de la Muerte y, subido a una roca, sentir el viento sobre tu piel es algo que me hace sentir muy vivo.

La Palabra de hoy me recuerda que en el ámbito espiritual también va mucho de esto: de  dejar que el viento sople y de sentirlo sin hacer demasiadas preguntas. No hace falta saberlo todo. No hace falta tenerlo todo controlado y planificado. No hace falta conocer pros y contras. No hace falta fabricar puertas de entrada ni salidas de emergencia. Simplemente sentir el viento, escucharlo y dejarse mecer. Ese viento que es intuición, que es pasión, que es sobrecogimiento. Ese viento que es felicidad profunda cuando llega y tensa calma cuando desaparece. Ese es el viento del Espíritu.

Llevo tiempo sintiendo el viento en mi cara aunque no tengo ni idea qué hacer con él. Tal vez la respuesta es nada. Simplemente dejarme llevar un poquito y sonreir…

Un abrazo fraterno