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Pastilla azul vs. Pastilla roja #Cuaresma

La Verdad.

¿Te interesa? ¿Estás dispuesto? Estas son las condiciones:

» «El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.»

La Verdad.

Camino de conversión #Cuaresma

Limpieza general. En otras palabras, conversión. Abrir las ventanas, aire puro… Sacar el polvo que se ha ido haciendo fuerte en esquinas y rincones, en aristas y huecos insospechados de mi alma. Eso necesito.

¿La receta? Repliegue de fuerzas, velas recogidas, mirada hacia adentro, silencio… La Iglesia me propone oración, ayuno y limosna. Tres «herramientas» de limpieza imprescindibles aunque alguna suene a siglos pasados. No huelen a rancio ni mucho menos, en un mundo éste, el del bienestar del primer mundo, opulento, ruidoso, acelerado, superficial y frío y despreocupado por el prójimo.

Me cuesta cada año. Y hoy renuevo mi intención de hacerlo bien. ¿Lo conseguiré? Siempre me puede el cansancio, la gula, el deseo…

Hoy me pongo en manos de Dios y le pido fuerzas. Comienza el camino que nos llevará a la Semana Santa. Camino de conversión.

Un abrazo fraterno

road

Hombre rico, hombre pobre #Diosmesalva

Ha habido veces que he deseado tener más dinero, vivir en una casa más grande, disponer de más tiempo libre y poder viajar a mi gusto. Yendo hacia mi oficina, tengo que atravesar La Florida, una de la urbanizaciones más «adineradas» de Madrid. Muchas veces he deseado vivir en una de esas grandes casas, rodeadas de verde, frondosos árboles, con espacio para celebrar… Alguna vez he deseado ser rico.

Luego, con la cabeza centrada y el corazón cerquita del Señor, me convenzo de que estoy en el mejor de los sitios. Vivo en Carabanchel, uno de los barrios humildes de la capital, rodeado de grafittis, cacas de perro, socavones y zonas sin arreglar por el Ayuntamiento… Mi casa no está mal pero es un piso en el que nos apañamos los cinco, sin garaje y sin lujos. No nos falta de nada.

Leo la lectura del carta del apostól Santiago de hoy y brinco de alegría por no ser rico. ¡Qué dureza! Madre mía… Qué difícil ser rico y no desear más. Qué difícil usar con generosidad lo que te ha sido dado. Qué responsabilidad ante Dios… Qué sensación de no necesitar nada, de poderlo todo, de dominarlo todo, de poder comprar todo… El pobre, por contra, se abandona a sus esperanzas, a sus anhelos, a su Señor.

Doy hoy gracias por lo que tengo. Me considero afortunado, muy afortunado. Rico comparado con personas, hermanos, que se debaten en situaciones de extrema necesidad. Gracias Padre…

Un abrazo fraterno

pobrerico

Los míos, los otros… #iMisión y la #comunión

Si algo me gusta de #iMisión es la preocupación por abrazar, fomentar y llamar a la comunión en la Iglesia. Personas de distintas vocaciones, con pertenencias diversas y sensibilidades diferentes, unidas en torno a una misión y a un solo Señor. La riqueza de escuchar a otros, de descubrir en el camino particular de cada uno la huella de Dios, de alimentarnos con aquello que uno no tiene… es algo que, estoy convencido, gusta a nuestro Señor Jesús.

No dudaría demasiado en afirmar que uno de los principales pecados de la Iglesia es ese afán por criticar, hablar mal, despreciar y mirar con recelo a todo aquel que camine por veredas distintas a la propia. Pecado es etiquetarnos unos a otros, elevar nuestras maravillosas diferencias hasta convertirlas en muros difícilmente evitables. Pecado es separarnos del hermano sin ni siquiera esforzarnos en conocerlo. Pecado es no querernos. Pecado es desviar la mirada de Cristo y dedicarnos a nuestras miserias. Pecado es nuestra soberbia, la autocomplacencia en nuestros proyectos propios… Pecado es no apoyarnos. Pecado es no ayudarnos a crecer.

iMisión se ha encontrado que un camino ha llevado a otros. La evangelización en la red nos ha traído a primera plana la necesidad de comunión. Y en ello estamos. Superando dificultades, intentando crear sinergias, queriendo a todos, poniéndonos a disposición de todos, contando con todos. Ojalá el Señor nos ilumine y nos ayude en esta tarea no exenta de minas y baches. Sólo mirándole a Él seremos útiles a la Iglesia.

Un abrazo fraterno

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Tengo fe, pero dudo… #ayúdameJesús

No hay mucho más que decir. Mi oración la tomo del hombre del Evangelio.

TENGO FE, PERO DUDO.
AYÚDAME JESÚS.

Un abrazo fraterno

duda1

Revitalizando la construcción… obras, obras, obras #concretandolafe

Hablar, creer, debatir, proponer, tuitear, reflexionar… todo eso está bien Santi. Pero ¿obras?

Santi, ¿como concretas día a día el amor a tu mujer y a tus hijos?
Santi, ¿honras a Dios con tu trabajo? ¿Eres responsable, honesto? ¿Santificas tu tarea?
Santi, ¿qué haces por los pobres de tu barrio? Concreto, por favor… ¿qué haces por ellos?
Santi, ¿qué haces por las familias del cole en paro, con dificultades económicas, en situación de rescate social?
Santi, ¿acudes a la llamada del que sufre? ¿Estás atento a las necesidades de los que conoces?
Santi, ¿entregas tiempo y dinero a los más necesitados?
Santi, ¿qué haces en la Escuela Pía por las misiones, por los colegios, por los niños y los jóvenes?
Santi, ¿sabes los nombres y apellidos de las personas que necesitan de alguien que les cure, les auxilie, les atienda?

Obras. Obras. Menos ingenieros y más obreros. Eso significa el lío del Papa Francisco. Samaritanos que atiendan a los que se encuentran en su senda.

Me queda mucho por mejorar, por concretar. Que el Señor me dé luz y capacidad de respuesta, valentía. Porque al final, como dice el Evangelio de hoy, el que obra, el que no se esconde, el que se la juega… se encuentra con la Cruz. Sino… malo.

Un abrazo fraterno

obras

El juego del espejo #animateajugar

El apóstol Santiago nos propone hoy un juego: el juego del espejo. Las reglas son fáciles: te pones delante de un espejo y te cuentas lo que ves. ¿Qué ves? ¿A quién ves? ¿Es parecido a Jesús lo que ves?

Yo, si me pongo delante del espejo, veo a alguien que intenta ser lo más fiel al Evangelio pero que no lo consigue muchas veces. Me vienen cosas a la cabeza por las que bajo la mirada y no soy capaz de mantenerla. Veo a alguien que hace muchas cosas, en las que muchas veces no sabe si es por Dios por quién lo hace o por él mismo. Veo a alguien que quisiera ser mucho más puro en sus intenciones, menos airado en sus formas, más suave en sus caricias. Por otra parte, veo a alguien que se la juega, que no es ni de aquí ni de allá, que es capaz de dejar y reconstruir, de moverse e ir donde el Señor le llame. Veo decisiones tomadas con la absoluta confianza de que el Señor me sostiene.

Leo el Evangelio y compruebo que, para los que tantas veces sufrimos de ceguera, la vista no vuelve de repente sino que el proceso de encontrarnos con el Maestro con nitidez es algo paulatino, un proceso de recuperación de aquello perdido. Eso me consuela.

¡Hazme ver Señor! ¡Que todo aquello confuso, que todas aquellas decisiones por tomar, que todas las llamadas que me haces llegar… tengan respuesta nítida y llena de fe!

Un abrazo fraterno

Muebles-Espejo-Agrip

¿Cómo llevas lo de las pruebas? #buenapregunta

Esto de las pruebas, tengo la sensación, de que no va con nosotros. Nosotros somos más de «evaluación continua». Nos gustaría vivir en un mundo donde no se nos probara, donde no tuviéramos que demostrar, de manera concreta y en un momento concreto, la valía y calidad de nuestras convicciones, de nuestra fe.

Una de las manías que tenemos es otorgarle a Dios el rol de «examinador». No voy a ser yo quién niegue tajantemente esta posibilidad porque Dios puede hacer lo que le venga en gana, me guste a mí o no, lo considere propio de Él o no. Pero en general, es mi opinión, es la dinámica de la existencia y del mundo, de la sociedad en la que uno vive y de los problemas a los que se enfrenta, la que nos pone delante de situaciones complejas. Es el mal que acecha y viene a buscarnos, a provocarnos.

¿Qué hacemos si entran en medio de una misa unos desaforados? ¿Y si pintan amenazas en las paredes de mi parroquia? ¿Y si me acosan en twitter por ser cristiano? ¿Y si me chantajean en el trabajo por descubrir prácticas ilegales? ¿Qué hacemos cuando llega la enfermedad sin explicación? ¿Y si no llega el hijo esperado? ¿Y si ese embarazo tan deseado se tuerce? ¿Y si muere quién tendría que vivir? ¿Qué hacemos si nuestra propia esperanza se deshace, si sentimos que la oscuridad se adueña de mi vida?

Nuestra fe se prueba en lo concreto. En acciones, en decisiones… no sólo en intenciones o actitudes. Nuestra fe salva en momentos concretos, en lugares concretos, ante situaciones concretas… o no sé si salva en absoluto.

No es un tema banal. La primera lectura de la carta del apóstol Santiago, es preciosa. Pidamos sabiduría y fe. Pidámoslas sin dudarlo. ¡A gritos! El Señor responderá…

Un abrazo fraterno

TEMPORAL EN A GUARDA

Jesús, el sanador – #buenanoticia

Veo a la gente necesitada de esperanza y veo cómo nos la van quitando, poco a poco. Y veo gente movilizándose, exigiendo derechos, reclamando libertades, apelando a la unidad y a la dignidad. Todo eso es necesario, al menos para los que necesitan gritar para que sentir que el grito sigue perteneciéndoles. La sociedad está herida. Las personas estamos heridas. Nos han hecho daño. A veces nos lo hacemos nosotros solitos. La pregunta es ¿dónde voy a curarme? ¿A mí quién me cura?

Si me hago esa pregunta en primera persona… debo decir que muchas veces me equivoco de médico, o de planta, o de centro de salud. No rezo suficiente, no frecuento suficiente los sacramentos, no me arrodillo suficiente delante del Señor en el sagrario… Y quiero curarme… leo la lectura de hoy y siento que yo no soy uno de esos que corren a «poner al enfermo» delante de Jesús. ¡Pese a saber que Él me curaría!

Si escucho esa pregunta en otros, en hermanos, en amigos, en cualquiera con el que me cruzo, ¿cómo la recibo? ¿Llevo a la gente a Jesús? ¿Soy el mismo Jesús que escucha, que cura, que sana? ¿Puede un herido sanar a otro herido? ¿Juego a ser doctor de almas? ¿Cuándo y dónde me saqué ese título?

Que el Señor reciba mi oración y me ayude en el camino. Que haga de mí su Voluntad. Que sea yo, al menos, agua que calma la sed del enfermo; que corra hacia la fuente que calmará mi propia sed y lavará mis heridas.

Un abrazo fraterno

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¿Defenderse o aceptar? #buenapregunta

Ayer las chicas FEMEN asaltaron al arzobispo de Madrid a la entrada de una iglesia, le llamaron Toño, le increparon, le tiraron bragas rojas y le mostraron sus pechos desnudos… Todo ello con gran virulencia y agresividad y, curiosamente, fotografiado y filmado por varios medios que allí estaban presentes.

La respuesta no se ha hecho esperar y hoy he podido leer múltiples comentarios al respecto en tuits, blogs y muros de muchos hermanos míos. Estoy de acuerdo con mucho de lo leído y comparto inquietud y rechazo ante estas actitudes totalitarias y que niegan toda posibilidad de encuentro. Pero reconozco que no tengo clara la respuesta que, como seguidor de Jesús, estoy llamado a dar. Y aquí es cuando me encuentro con la primera lectura de hoy y mis dudas se acrecientan.

¿Debo defenderme, reclamar mis derechos, revolverme, responder…? ¿O debo más bien aceptar esa humillación, aceptar la persecución y la ofensa y ofrecerla al Padre? ¿Pueden hacerse ambas cosas o no? No lo tengo nada claro. David acepta humildemente acusaciones. ¿Estoy llamado a lo mismo? Aceptar no es lo mismo que resignarse. No se trata de tragar infructuosamente con lo que venga sino de dar gracias por esa persecución, ofrecerla al crucificado, aportarla en la balanza por el bien de otros muchos hermanos perseguidos que siguen dando su vida por su fe…

Tal vez algunos piensen que es de mediocres lo que planteo, de tibios… pero yo no lo creo. Hoy rezaré por esas chicas de FEMEN y daré gracias por la oportunidad que tenemos de testimoniar nuestra fe en medio del temporal.

Un abrazo fraterno

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