Hablar, creer, debatir, proponer, tuitear, reflexionar… todo eso está bien Santi. Pero ¿obras?
Santi, ¿como concretas día a día el amor a tu mujer y a tus hijos?
Santi, ¿honras a Dios con tu trabajo? ¿Eres responsable, honesto? ¿Santificas tu tarea?
Santi, ¿qué haces por los pobres de tu barrio? Concreto, por favor… ¿qué haces por ellos?
Santi, ¿qué haces por las familias del cole en paro, con dificultades económicas, en situación de rescate social?
Santi, ¿acudes a la llamada del que sufre? ¿Estás atento a las necesidades de los que conoces?
Santi, ¿entregas tiempo y dinero a los más necesitados?
Santi, ¿qué haces en la Escuela Pía por las misiones, por los colegios, por los niños y los jóvenes?
Santi, ¿sabes los nombres y apellidos de las personas que necesitan de alguien que les cure, les auxilie, les atienda?
Obras. Obras. Menos ingenieros y más obreros. Eso significa el lío del Papa Francisco. Samaritanos que atiendan a los que se encuentran en su senda.
Me queda mucho por mejorar, por concretar. Que el Señor me dé luz y capacidad de respuesta, valentía. Porque al final, como dice el Evangelio de hoy, el que obra, el que no se esconde, el que se la juega… se encuentra con la Cruz. Sino… malo.
Un abrazo fraterno
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