Esperar también es misión (Sal 26)
En este tiempo que nos ha tocado vivir, esperar está mal visto. También en la Iglesia. Vivimos tiempos donde el «hacer» cuenta más que el «ser» y el «construir» más que el «esperar». Tenemos un autoconcepto tan elevado de nosotros mismos que nos olvidamos de nuestro ser criaturas y, en general, nos creemos dioses o, en su defecto, superhéroes de Marvel.
El caso es que gozar y esperar son dos invitaciones para hoy y, por extensión, para este nuevo curso que comienza. Gozar de la vida, disfrutar de la creación, saborear lo que nos ha sido dado, descansar en las bendiciones que nos han sido regaladas, sabernos hijos amados por el Padre. Y esperar, esperar en el Señor, que es la luz, la salvación, la defensa de nuestra vida y de la Iglesia. No es una espera pasiva e irresponsable. No es hacer el vago o, como la cigarra, dedicarse a tocar la bandurria de principio a fin. Es asumir que somos criaturas, que somos limitados, que necesitamos a Dios, que no podemos con todo y que la misión no es llevar una vida de mierda a la que nadie, por cierto, querrá apuntarse.
Todo parece muy obvio pero la realidad nos demuestra que es más difícil de lo que parece. Que el Señor nos conceda esta gracia.
Un abrazo fraterno – @scasanovam