#iEvangelizar: Llamado a…
Sí, es verdad. Hoy he sustituido el comentario, en clave de oración, de las lecturas del día por este post que inaugura, también en mi blog, este Año de la Fe instituido por Benedicto XVI.
Hoy, de 21 a 22 (hora española), tendrá lugar un gran encuentro en twitter, a nivel mundial, alrededor del hashtag #iEvangelizar. Detrás está el proyecto iMision, del que formo parte. ¿Objetivo? Darnos un rato, utilizando los medios actuales de encuentro de los que disponemos, para reflexionar juntos acerca de lo que significa #iEvangelizar en el marco de la nueva evangelización. Y llevo varios días dándole vueltas al temita…
Lo que puedo decir es que, para mi, no es posible ser cristiano y no evangelizar. No es posible conocer una Buena Noticia y no comunicarla a otros. No es posible descubrir la luz en la oscuridad y quedármela sólo para mi. «Id y anunciad» nos dijo Jesús, el mismo Jesús que envío a sus discípulos «como ovejas en medio de lobos, sin sandalias ni alforjas para el camino». El envío y la evangelización son inherentes a todo cristiano.
¿Y puede ser uno cristiano unas veces sí, dependiendo del momento, lugar, personas, circunstancias; y otras veces no? ¿Puede uno dividirse? ¿Puede uno ser varios en función de quién o qué tiene delante? No debería. La coherencia vital me exige ser cristiano, en toda su plenitud, allí donde esté, con quién esté y en el momento que me toque. Y en mi caso, que tengo una presencia asentada, no es posible estar en la red sin ser o mostrar aquello que soy realmente.
YO NO VOY A LA RED A EVANGELIZAR. YO EVANGELIZO EN LA RED EN LA QUE ESTOY. Creo que el matiz es importante. Es mi experiencia. Yo no vengo a la red a salvar a nadie, a convertir almas, a cambiar vidas, a ser pegador de carteles cristianos… Yo estoy en la red y decido no esconder nada de lo que soy, decido no comportarme como quién no soy. Y creo que así #iEvangelizo.
Comparto mi oración, mis pensamientos, mis fotos familiares, mis opiniones, las noticias y alguna opinión personal sobre ellas, mi fe, mi música… Y lo hago de una manera determinada. Y tengo la experiencia que, sin más, soy luz y faro para otras personas. Tal vez porque no pretendo nada, porque no quiero convencer sino acoger y amar. Porque me presento como soy y digo las cosas con claridad. Tal vez porque hablo de Jesús, de la Iglesia, de la fe, de las cosas de Dios… con absoluta normalidad y naturalidad. Sin pretender nada, sin esconder nada.
Es la cruz la que tiene la fuerza. Es Jesús el que pasa por encima de mi y convence, interpela, cambia, mueve. Es Dios mismo quién actúa desde mi pequeñez.
Por último, compartir mi gozo de seguir, día a día, creando lazos de gran hondura en la red. Conocer personas, compartir vida con ellas, sentirme acogido y aceptado y poder acariciar vidas ajenas a través de un teclado y un monitor.
Ojalá que este Año de la Fe sea fecundo en frutos para mayor gloria de Dios y felicidad del mundo.
Un abrazo fraterno