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Ovejas, lobos, serpientes y palomas (Mt 10,16-23)

¡Cuánto animal sale en el Evangelio de hoy! Ovejas, lobos, serpientes y palomas. Qué diversidad. Un fragmento el de hoy que parece casi más un capítulo de National Geografic que de la historia de Jesús de Nazaret. El caso es que todo entendemos muy bien lo que Jesús nos quiere decir. Lo entendemos… aunque no lo aceptamos.

Primero, porque sólo nos gusta ser oveja en los episodios idílicos de encuentro con el pastor. Pero una oveja es, evidentemente, un animal sencillo, frágil, cobarde, presa fácil, dócil. Es todo eso. A mí no es una imagen que me apasione. Mi carácter me pide ser otra cosa: un águila, un caballo, un elefante… A veces soy como un elefante, tal cual. Tanta fragilidad me molesta.

Segundo, porque nos gustaría que no hubiera lobos. Aceptar que hay seres que se rebelan ante nuestro ser oveja cuesta entender. ¿Qué mal hacemos? piensan continuamente las ovejas. Sólo hacemos caso al pastor. El caso es que molestas y quieren destruirte, comerte, hacerte servir de víctima. Los lobos son inteligentes, actúan en manada, osados. Vienen a por nosotros.

Tercero,eso de ser como serpientes lo llevamos mal. Hay personas que se lo toman al pie de la letra y piensan que se puede seguir a Cristo siendo auténticos sembradores de discordia y odio. Pues no se trata de eso, oigan. Se trata de ser flexible, silencioso a veces, potenciando al máximo nuestras cualidades, reptando para movernos con sigilo, adaptándonos en lo que se necesite a las circunstancias cambiantes. Tampoco lo entienden los que sueñan con ser mártires por decreto ley. Esos se han perdido esta parte del Evangelio.

Y cuarto, ¿palomas? Es uno de los animales más controvertido que conozco. Amado y odiado a la vez. Pero Jesús destaca su sencillez. Yo no soy nada sencillo. Ya digo, prefiero ser un águila, la reina de los cielos.

Mucho que aprender tengo: aceptar los conflictos y las persecuciones, someterme al pastor, ser dócil y sencillo y, a la vez, utilizar bien mis capacidades. Tarea siempre en marcha.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Decid: Está cerca de vosotros el Reino de Dios (Lc 10, 1-9)

A veces nos equivocamos de misión o estamos tan preocupados buscando una que perdemos el norte y nos complicamos la existencia de una manera increíble. Queremos ser tan buenos apóstoles y dar un testimonio tan convincente y radical de Cristo  que acabamos por olvidarnos de aquello para lo que hemos sido enviados. Hoy el Evangelio nos aporta un poco de luz:

– Somos portadores de paz
– Estamos llamados a curar enfermos
– Estamos llamados a decirle a cada persona que el Reino de Dios está muy cerca de ella

Es complicado ser portadores de paz en un mundo de «lobos». Jesús ya nos lo apaloma.jpgdvierte. No podemos ser ingenuos o rasgarnos las vestiduras por lo hostil del ambiente. Los enfermos no se curan en dos días. Jesús nos anima a «no cambiar de casa». Hay cosas que necesitan su tiempo. Curar personas es una de ellas. Y la Buena Noticia debe ser proclamada. Sin distorsiones, sin manipulaciones, sin complicaciones: DIOS ESTÁ A TU LADO, muy cerca, en ti, en los que te rodean, en lo que te rodea. ¡DIOS puede reinar si le dejas! No está en las alturas, no es ajeno a tu sufrimiento ni a tu alegría. Ama contigo, sufre contigo, camina contigo.

¡Poneos en camino!

Un abrazo fraterno