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Mis compañeros me llevaron de la mano (Hechos 22,3-16)

Hoy en mi oración quiero poner delante de Dios a mi comunidad, a Betania, a aquellos que me llevan de la mano en mi camino.

No siempre es posible ver aunque uno tenga claro que es llamado y que le espera una importante misión. Aunque uno sienta que Jesús le espera para algo y que una tarea debe ser comenzada. La oscuridad, las dudas, la impaciencia, el no saber por dónde seguir, el no conocer los designios del Padre… a veces impiden caminar adecuadamente. Y hay que vivir, como pablo, la experiencia de ser llevado por otros, de que otros que caminan a tu lado te cojan de la mano y anden junto a ti. Tampoco saben exactamente adónde te llevan ni tienen la respuesta a tus preguntas pero su labor terapéutica y pacificadora es vital para no pararse. Son los que siempre están.

Un abrazo fraterno

No estaba en sus cabales (Marcos 3, 20-21)

Las familias son algo difícil de manejar. Porque aunque haya amor y cariño, esa proyección públice de Jesús, ese meterse en líos constantes, ese decir lo que nadie se atreve, ese ir en contra de lo establecido, ese juntarse con leprosos, prostitutas y publicanos… no debía de hacer mucha gracia. Creo que con afán protector, más de una vez, debieron decirle a Jesús que se olvidara de eso que hacía.

La fortaleza de Jesús le lleva a distanciarse de su familia en pos de su misión. Lección que hay que aprender hoy en día. Sacudirse los chantajes sicológicos, los afectos y responsabilidades y ser uno mismo. Jesús decide no representar el papel que otro quieren para Él.

Un abrazo fraterno

Oye, ¿por qué…? (Mc 2, 23-28)

Me da la sensación de que a veces somos tan picajosos como estos fariseos del Evangelio de hoy. Leo la lectura y me imagino la escena con unos fariseos aburridos y descentrados de su labor principal, pasando su tiempo atentos a Jesús. ¡Pero no atentos a su Palabra y con una actitud abierta al diálogo y al encuentro! ¡No! ¡Atentos a los detallitos absurdos, buscando deslices, matices… a la que salta! ¿Qué coño hacían en aquel sembrado? ¿Lo seguían a todas partes?

A veces nosotros, como Iglesia, también nos comportamos un poco así. Vivimos descentrados de nuestra esencia y de nuestra misión y nos dedicamos a estar a la que salta en la sociedad para montar un pollo a quién corresponda haciéndonos los indignadísimos. Porque lo de Gaza, lo de África, lo de los vagabundos en la calle, lo de los ancianos solos o en residencias, lo de los abusos sexistas, lo del terrorismo… sí, nos da pena, nos entristece un poco… Pero pollo, ¡lo que se dice montar un pollo y gritar nuestra indignación…!… eso lo hacemos por los carteles de «Probablemente Dios no existe…» de los autobuses urbanos. Tema central. Desde luego, de todo lo que pasa en el mundo, eso en concreto es lo menos evangélico de todo. Decimos que «incitan al ateísmo» y que nos molestan como creyentes. Lo mejor es que luego queremos que lo nuestro sea respetado, entendido… y se nos llena la boca preguntando que a quién molesta un crucifijo. Pues molesta, desde luego, a picajosos como nosotros.

A mi el cartel no me molesta. Ni me parece que incite al ateísmo. Creo que es expresión de lo que hoy viven muchas personas. Es donde se sitúan muchos hermanos nuestros. No me molesta, me interpela y, también, me hace reir. ¡Hay que tener sentido del humor en esta vida! Nuestra pataleta colectiva creo que sólo alienta el mensaje contra el que queremos luchar. ¿De verdad veis a Cristo montando un pollo por esto? No olvidemos que su mayor enfado fue comprobar cómo el Templo se había convertido en objeto de compra-venta. De eso, no decimos ni pío…

Un abrazo fraterno

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Volvieron a ayunar y a orar (Hc 12,24 – 13,5)

A veces me encuentro con mucha gente que se desvive por encontrar su lugar en el mundo, que desespera por no acabar de descubrir para qué están aquí, cuál es su misión, en qué consiste su vocación. Es como si Dios se hubiera callado con ellos. Creo que, más bien, es tanto el ruido que nos rodea que difícilmente puede escucharse el soplo del Espíritu.

El Espíritu es sutil y siempre habla bajito. Es antigritos. Es como un bocado sencillo y humilde que, una vez en la boca, llena nuestros sentidos de alegre y sabroso placer. Para sentir su caricia hay que estar listo. No vale cualquier lugar. No vale cualquier momento. No vale cualquier actitud.

Bernabé y Saulo escucharon su misión en oración, en comunidad y ayunando, es decir, desprendidos de lo material, libres de ataduras, libres para optar… libres para escuchar… Ahí sí. Así sí. Buena lección para mi hoy.

Un abrazo fraterno

Dad y se os dará (Lc 6, 36-38)

Estos pasajes tan típicos corren el peligro de convertirse en tópicos evangélicos que todos sabemos de memoria, recitamos pero no asumimos o integramos vitalmente. Al final son pistas en las que te juegas la vida y sobre las que cualquier planteamiento empieza realmente a ser radical.
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Hoy me viene al corazón esto de «dad y se os dará» precisamente porque la comunidad está a punto de dar una cantidad económica para participar y colaborar en la reforma de una iglesia en Guinea, donde trabajan escolapios que conocemos en misión. Nuestra situación familiar particular no es precisamente óptima ya que mi mujer lleva sin trabajar ya bastantes meses y sin cobrar la prestación un año y medio. Nuestros ahorros nos lo han permitido y poco a poco van menguando. Y a uno siempre le entran ciertas precauciones a las que nos ha educado esta sociedad, la sociedad de las seguridades, de los seguros, del bienestar… Uno a veces piensa si será una irresponsabilidad eso de dar cuando uno no tiene el futuro asegurado pero ¡qué coño! (siento la expresión)… ¿me creo o no me creo esto «dad y se os dará»?

Hoy lo aplico al dinero pero se podría aplicar al tiempo, a uno mismo… Yo intento hacer vida ésto. Me lo creo. Y quiero jugarme la vida desde ahí. El hecho de dar me obliga a desprenderme de seguridades, de ataduras, de asideros y a poner mi confianza más allá de mis posibilidades y capacidades. Buena lección cuaresmal.

Un abrazo fraterno

Mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco (Hc 22, 3-16)

Leyendo hoy esta lectura me he emocionado. No es que haya visto mi historia en ella tal cual pero hoy he oído cosas que hasta ahora no había oído nunca. Siempre pensé que este pasaje no iba conmigo. Yo nunca había sido tan «malo» como Pablo. Yo siempre había estado del lado de Jesús… Hoy he hecho mío este relato.

«¿Qué debo hacer, Señor?» El Señor me respondió: «Levántate, sigue hasta Damasco, y allí te dirán lo que tienes que hacer.» Como yo no veía, cegado por el resplandor de aquella luz, mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco.»
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Esos compañros tienen nombre y apellidos. Son mis hermanos de comunidad. Ellos me llevan de la mano a un lugar todavía no descubierto por mi. Siempre andando, siempre de pie pero cegado por muchas cosas. Siempre pendiente en lo que se refiere a mi vocación, a mi lugar, a mi misión y todavía con este sentimiento de no haber llegado a Damasco. Mientras, mis hermanos me llevan de la mano. Es lo mejor que te puede pasar cuando no eres capaz de ver por ti solo.

Llegará un día en que recobraré la vista y diga «aquí», «esto es», «estos son»… hasta entonces mi comunidad camina a mi lado, me quiere, me acepta, me acoge, me acompaña y me respeta.

Un abrazo fraterno

Decid: Está cerca de vosotros el Reino de Dios (Lc 10, 1-9)

A veces nos equivocamos de misión o estamos tan preocupados buscando una que perdemos el norte y nos complicamos la existencia de una manera increíble. Queremos ser tan buenos apóstoles y dar un testimonio tan convincente y radical de Cristo  que acabamos por olvidarnos de aquello para lo que hemos sido enviados. Hoy el Evangelio nos aporta un poco de luz:

– Somos portadores de paz
– Estamos llamados a curar enfermos
– Estamos llamados a decirle a cada persona que el Reino de Dios está muy cerca de ella

Es complicado ser portadores de paz en un mundo de «lobos». Jesús ya nos lo apaloma.jpgdvierte. No podemos ser ingenuos o rasgarnos las vestiduras por lo hostil del ambiente. Los enfermos no se curan en dos días. Jesús nos anima a «no cambiar de casa». Hay cosas que necesitan su tiempo. Curar personas es una de ellas. Y la Buena Noticia debe ser proclamada. Sin distorsiones, sin manipulaciones, sin complicaciones: DIOS ESTÁ A TU LADO, muy cerca, en ti, en los que te rodean, en lo que te rodea. ¡DIOS puede reinar si le dejas! No está en las alturas, no es ajeno a tu sufrimiento ni a tu alegría. Ama contigo, sufre contigo, camina contigo.

¡Poneos en camino!

Un abrazo fraterno

Siervo de… llamado por… escogido para… (Rm 1, 1-7)

farohercules.jpgLlevo varios días sin gozar de mi rato de oración diario personal. Un viaje, un encuentro, un bautizo… poco tiempo, mucho cansancio… Hoy vuelvo a ello en el mejor entorno posible: en comunidad. Me encuentro con unas lecturas que no me dicen demasiado pero que me dejan una frase para completar. Tal vez algo que todos deberíamos saber completar y es la presentación que hace Pablo de sí mismo en la carta a los Romanos.

Su presentación me invita a crear la mia propia. Me invita a ser claro y conciso en estos términos. Me invitar a descubrir qué vientos manejan mi vida, qué razones me impulsan y que misión tengo encomendada. Esto se va respondiendo poco a poco y, tal vez, sea una excesiva pretensión encontrar una fórmula concisa que englobe todo aquello que descubro cada día y que ya descubrí en su momento pero… me gustaría darle una vuelta e intentarlo.

Siervo de… llamdo por… escogido para…

Un abrazo fraterno

… los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica (Lc 8, 19-21)

La vida me ha enseñado que las relaciones de sangre no tienen por qué ser las mejores. Un padre, una madre, unos hermanos, unos abuelos y tíos… la familia es tremendamente importante y siempre lo he vivido y sentido así. Pero la sangre no garantiza por derecho lo que no se cuide con esmero. Y la vivencia de la es tan importante… ¡la vida partida y compartida con otros que se han puesto a construir Reino mano familia2.JPGa mano conmigo! Eso también lo sintió Jesús que, no creo que queriendo hacer un feo a los suyos, resalta el papel de los que viven con Él la misión encomendada.

También es curioso y me llama la atención la cópula «y». ES DE VITAL IMPORTANCIA. No llega con escuchar la Palabra, con leerla, con meditarla, con ir a misa, con reflexionar en grupos, con asistir a retiros espirituales, con debatir cómo mejorar el mundo… ¡NO LLEGA! ¡HAY QUE PONER EN PRÁCTICA! Hay que asumir compromisos, gastar tiempo, dar vida, asumir misión, responder a la vocación, asumir riesgos, jugársela, romper lazos, barrenar puentes, hacer vida lo escuchado… Menos mal que, en comunidad, ésto se vive más fácilmente porque es más difícil engañarse…

Un abrazo fraterno