¿Qué pasa con los peces? (Mt 14,13-21)
Sólo ve el milagro aquel que cree. La fe es condición indispensable para ser testigo de un milagro del Señor. Porque los milagros no son juegos de magia, ni demostraciones poderosas de Jesús. Cuando leamos un milagro en los Evangelios, vayamos más allá y no nos dejemos enredar en los detalles de la moderna racionalidad.
Cuando leo el milagro de la multiplicación de los panes y los peces para aquellos 5000 hombres y mujeres, el mensaje que recibo es: Jesús sigue alimentando hoy también a su comunidad, a quién le sigue. Y se sirve de otros y de lo bueno de cada uno para obrar el milagro.
Llama la atención que habiendo cinco panes y dos peces, Mateo, de repente, deja de hablar de los peces y habla sólo del «partir y repartir» de los panes. ¡Pero si los peces era lo más jugoso del menú! ¿Qué ha pasado? Sencillamente que el evangelista ha querido dejar la imagen de la Eucaristía, de ese pan partido y compartido que hoy sigue siendo alimento para todos nosotros en la comunidad eclesial.
No pasemos hambre. Sigamos al Señor y busquemos su alimento. Vayamos a la Eucaristía y comamos. Y nuestra vida será saciada.
Un abrazo fraterno – @scasanovam