El Señor es mi luz (Salmo 26)
El Adviento puede durar meses, años… ¡la vida entera! Porque yo creo que al final, la experiencia de Adviento debe servir para asumir que se me da un Salvador, que un Salvador nos ha nacido. La experiencia de Adviento, al final, es la experiencia de la Luz.
Miro el nacimiento que pusimos ayer en casa y descubro oscuridad en muchos rincones. Descubro pobreza, frío, desamparo. Igual que en el mundo de hoy, repleto de malas noticias, donde cada vez hay más pobres, donde los pobres lo son cada vez más. Un mundo en el que tantos tienen la experiencia desoladora de vivir solos, abandonados… Un mundo donde la desesperanza campa a sus anchas. Un mundo oscuro, sin salida para muchos. Un mundo donde personas concretas sufren, y mucho.
Es en esta situación donde el anuncio del ángel y de la estrella debe despertar nuestros sentidos, nuestra voluntad, nuestra esperanza. Sólo hay un foco de luz en todo el nacimiento, en todo el mundo. Sólo hay un foco y es Jesús. Cuando vivimos desde aquí, nada es ya igual.
Un abrazo fraterno