Entradas

Adviento en familia – Día 1

Acabamos de terminar la oración en familia de este primer día de Adviento. Es ya una tradición que empezamos hace 2 años, cuando Álvaro tenía 3 e Inés era una recién nacida. Y fue bien. El Adviento es un tiempo precioso para vivirlo y orarlo en familia. Esta es la oración que he escrito y que hemos leído frente a la vela encendida:

SEÑOR JESÚS,
HOY EMPIEZA EL ADVIENTO, UN TIEMPO QUE NOS GUSTA MUCHO.

NOS GUSTA PORQUE NOS RECUERDA
QUE FALTA POCO PARA NAVIDAD.
NOS GUSTA PORQUE NOS ACORDAMOS MUCHO DE TI,
DE LO PEQUEÑO QUE ERAS.
NOS GUSTA PORQUE CANTAMOS VILLANCICOS
Y PONEMOS LA CASA PRECIOSA CON EL ÁRBOL Y EL BELÉN,
LLENOS DE LUCES, COLORES Y REGALOS.

HOY ENCENDEMOS ESTA VELA PARA NO OLVIDARNOS DE TI.
PARA QUE AUNQUE VENGAMOS CANSADOS DEL COLE
O DEL TRABAJO,
RECORDEMOS QUE QUEREMOS QUE SEAS NUESTRO AMIGO
Y QUE NOS ACOMPAÑES CADA DÍA.

UN BESO DE BUENAS NOCHES, JESÚS.

Después dimos gracias por el día vivido y a la cama. Buena manera de empezar adviento, sin duda.

 

Una oración distinta pero llena de Dios

Aacabo de llegar a casa de mis padres, en Coruña. Estoy aquí trabajando y estoy sólo con mi hermano. En Coruña, el mes de agosto es un mes de fiestas y aunque me encantaría estar al lado de mi mujer y mis hijos considero que no podemos perder un minuto en lamentaciones y que cada segundo que Dios nos regala es para disfrutarlo y ser felices.

Nena Daconte tocaba hoy en María Pita. La plaza estaba llena de adolescentes y familias enteras. Padres entregados y niños pequeños esperando ese «tenía tanto que darte…» que tanto ha calado en España.

Bailé. Canté. Disfruté del concierto y de estar allí, en mi casa, en mi tierra natal, con mi gente, escuchando música en directo… y me sentí cerca de Dios. Cerca de Dios en la alegría, en el descanso, en mi estar en casa, en la felicidad momentánea… Y me acordé de Él y le mandé un SMS a mi mujer diciéndole que ojalá estuviera a mi lado.

ScreenShot219

Creo que fue una oración muy hermosa.

Un abrazo fraterno

Vende lo que tienes (Mt 19, 16-22)

Hoy estoy cansado. Y la oración se resiente. No somos máquinas ni en el ámbito espiritual. Lo que ocurre en el cuerpo no sólo afecta a la mente sino también al espíritu. Cuando vi que el Evangelio del día era el del joven rico me dije a mi mismo: «¡Uf! No doy yo tanto para hoy…» El joven rico era demasiado para un día como el que está terminando. Pero al final he conseguido sacarle alguna puntilla y escuchar un poquito… Y aunque alguien que vive en una clase media acomodada, en un país occidental, sin demasiadas dificultades, etc. no puede decir que este Evangelio no sea un acicate en su vida… hoy estoy contento porque sí descubro mi familia como un lugar en el que nos preocupamos de vivir la vida desde Dios, desde nuestros valores cristianos, desde nuestro ansia de ser y vivir al estilo de Jesús. Muchas veces hemos aparcado determinadas seguridades y hemos apostado por decisiones claves pero poco comunes en los tiempos que corren. La manera en la que vivimos nuestras carreras profesionales, la manera de educar y relacionarnos con nuestros hijos, el hecho de vivir la fe en una comunidad, etc. hacen que piense que estamos en camino, que luchamos por ser cada día más verdaderos y más libres. Y esto, en un día cansado como hoy, me llena de alegría.

Un abrazo fraterno

Se me conmueven las entrañas (Os 11, 1-4.8c-9)

Mi oración de hoy, inspirada por estas impresionantes palabras de Dios, clama al Padre ante los dramas humanos que cada día inundan nuestras televisiones. Las historias de las pateras, de los inmigrantes muertos en el mar, no cesan. Se siente ese silencio de Dios tan inquietante ante estas catástrofes.

Pero Dios no calla. Habla. Y hoy lo hace de manera clara. A Dios se le rompe el corazón. Él mismo lo dice. Dios se inclina ante el hombre, ante el sufriente, y le da de comer. Encolerizado responde con amor. Dios no calla. Su tristeza es su gran grito.

Me parece cojonudo que en el Congreso se aprueben los derechos de los primates. Seguro que a partir de ahora a ningún mono se le toca el pelo. Han tenido más suerte que algunos…

Un abrazo fraterno

Para que, cuando llegue la hora, os acordéis… (Jn 15,26 – 16,4a)

Estos últimos días me está costando mantener el compromiso de la oración diaria y ésto se refleja en el blog. Las entradas se han espaciado y, lejos de haber dejado de interesarme, lo que pasa es que no doy sacado tiempo para todo o, más bien, no doy tenido la cabeza y el espíritu en tantas cosas.

La irrupción de nuevo de los estudios en mi vida y de una nueva etapa universitaria viene han configurado mi tiempo y mi energía de manera distinta. Me embarga la ilusión y tengo ganas de sacar esos estudios en los que me he embarcado. Las sensaciones son buenas y el Espíritu sopla con cariño proveyéndome de fuerzas para afrontar esta etapa con un mínimo de garantías. Y la energía se me está yendo por ahí ahora. Todavía no he sido capaz de meterlo todo en la vida de manera natural y de tocar los pedales, al mismo tiempo de girar el volante, mirando al frente y estando atento a las señales que bordean la calzada… Supongo que lo conseguiré pero ahora ésta es mi realidad.

El Evangelio de hoy viene con la tarea de prevenir, de prevenir dificultades. Bien. Pero yo ahora necesito disfrutar y saborear las ganas y la ilusión con las que me he llenado. Cuando lleguen «las vacas flacas» ya sufriremos. Llegarán. ¿Pero por qué amargar el momento actual con oscuros futuribles?

Un abrazo fraterno

Volvieron a ayunar y a orar (Hc 12,24 – 13,5)

A veces me encuentro con mucha gente que se desvive por encontrar su lugar en el mundo, que desespera por no acabar de descubrir para qué están aquí, cuál es su misión, en qué consiste su vocación. Es como si Dios se hubiera callado con ellos. Creo que, más bien, es tanto el ruido que nos rodea que difícilmente puede escucharse el soplo del Espíritu.

El Espíritu es sutil y siempre habla bajito. Es antigritos. Es como un bocado sencillo y humilde que, una vez en la boca, llena nuestros sentidos de alegre y sabroso placer. Para sentir su caricia hay que estar listo. No vale cualquier lugar. No vale cualquier momento. No vale cualquier actitud.

Bernabé y Saulo escucharon su misión en oración, en comunidad y ayunando, es decir, desprendidos de lo material, libres de ataduras, libres para optar… libres para escuchar… Ahí sí. Así sí. Buena lección para mi hoy.

Un abrazo fraterno

Elige la vida (Dt 30, 15-20)

No me digáis que no suena un poco raro esto de «elige la vida» justo al comienzo de la cuaresma. Suena demasiado fresco, demasiado optimista, demasiado bueno… bien podría ser el lema de un anuncio de campaña de Coca-Cola. Pero es palabra de Dios para mi, hoy. «- Santi… elige la vida». Creo que ya he descubierto mi ayuno particular para esta cuaresma. No va a ser un ayuno a base de renuncias sino más bien un ayuno de renuncias.

Quiero elegir la vida. La elijo. Renuncio a perder el tiempo delante del ordenador en lugar de vivir con los niños o con Esther. Renuncio a perder tiempo de lectura por dedicarlo a otras cosas superfluas. Renuncio a descansar pocas horas por no ser divertido. Renuncio, renuncio, renuncio… aún quedan muchos.

Elijo la vida. Elijo exprimirla. Elijo profundizar en mi. Elijo ser fiel a mi oración personal. Elijo seguir trabajando mis emociones. Elijo cuidar mi alimentación y no dejarme llevar. Elijo, elijo, elijo…

Aunque pueda parecer light… es todo un reto…

Un abrazo fraterno

ADVIENTO – Para que Él nos enseñe sus caminos (Is 2, 1-5)

Hoy hemos comenzado el Adviento en mi comunidad. Por motivos de agenda hemos adelantado la celebración de Adviento a hoy y, por tanto, hemos orado con las lecturas del próximo lunes, 3 de diciembre.

El Adviento me gusta, me encanta. Lo saboreo desde hace años y me parece mucho más hermoso que la Naviadviento.gifdad, en sentido litúrgico y espiritual. Y quiero aprovecharlo y vivirlo a tope. No quiere que se me cuele entre los dedos. ¿Para qué? Para que Él me enseñe sus caminos, como dice Isaías. Es tiempo de silencio y recogimiento, de introspección y de oración. Es tiempo de escucha y de esperanza. Sigo con esa sensación de que aún no he llegado a ningún sitio y de que todos los pasos que voy dando me van a llevar a descubrir algo que todavía está reservado y escondido pero que es lo que Dios quiere para mi.

Adviento…

Un fuerte abrazo

Siervo de… llamado por… escogido para… (Rm 1, 1-7)

farohercules.jpgLlevo varios días sin gozar de mi rato de oración diario personal. Un viaje, un encuentro, un bautizo… poco tiempo, mucho cansancio… Hoy vuelvo a ello en el mejor entorno posible: en comunidad. Me encuentro con unas lecturas que no me dicen demasiado pero que me dejan una frase para completar. Tal vez algo que todos deberíamos saber completar y es la presentación que hace Pablo de sí mismo en la carta a los Romanos.

Su presentación me invita a crear la mia propia. Me invita a ser claro y conciso en estos términos. Me invitar a descubrir qué vientos manejan mi vida, qué razones me impulsan y que misión tengo encomendada. Esto se va respondiendo poco a poco y, tal vez, sea una excesiva pretensión encontrar una fórmula concisa que englobe todo aquello que descubro cada día y que ya descubrí en su momento pero… me gustaría darle una vuelta e intentarlo.

Siervo de… llamdo por… escogido para…

Un abrazo fraterno

Luz (Lc 8, 16-18)

Mi oración de hoy ha estado centrada y concentrada en la vela protegida que ilumina la oración comunitaria de los lunes. No me canso de mirarla. Me acaricia y yo me dejo. La vela es grande, de las de pie ancho. La mecha prende bien. Color alilado. Lo más significativo es que la vela está dentro de un cilindro marrón de cristal con aroma árabe. El material del cilindro es suficientemente transparente para que el resultado del conjunto sea una sensual luz llena de fe y vida. La llama no se ve, se percibe. No se muestra orgullosa sino que se presenta cuidadosa, sin llamar la atención. Uno la sabe presente. la luz brota del interior, ilumina de dentro hacia afuera. Es dentro donde prende. Es fuera donde produce. La llama se mueve debido a las corrientes generadas. No es inmune a sus circunstancias pero su plasticidad le permite mantenerse en pie.

Es la luz de la comunidad para el mundo. Es la luz de mi mismo, en comunidad, para el mundo. Hoy el Evangelio me recuerda que soy candelero, no tanto por ser cristiano sino por ser persona. Todos podemos encendernos. Muchos no saben, muchos no pueden, muchos no quieren. Yo quiero ser como esa vela que contemplo.

Un abrazo fraterno