Políticamente incorrecto (Lc 7,1-10)
Centurión. Romano. Servidor leal del César. Y amigo de los judíos. Cercano al pueblo donde vive. Y con la mente y el corazón abiertos al amor. Sin duda, un personaje políticamente incorrecto. Libre, diría yo. No es algo baladí en estos tiempos que corren, de frentes, trincheras, bandos e ideologías. Los que siempre quieren excluir y exclusivizar, por un lado. Los que queremos tender puentes, abrir senderos, hablar con todos y a todos amar, por otro.
A este centurión le mueve el amor por su criado. Además de todo lo anterior (¡que ya es bastante!), además, ama a su criado. Y el amor llama a milagro. El amor sale al encuentro. El amor busca al amor. El amor humano, el amor amigo, el amor paternal y filial, el amor de pareja… el amor, siempre el mejor trayecto para llegar al Señor. Quien ama y busca, siempre encuentra. Hay algunos, incluido yo a veces, que intentamos que la fórmula funcione al revés: queremos encontrar al Señor para amar mejor. Es un camino difícil este. Es mejor al revés.
¿En qué pongo yo los amores de mi vida? ¿Qué amo? ¿Por qué y por quién saldría ahí afuera y, sin importante nada, buscaría su salvación, su curación? ¿En dónde tengo puesto el corazón? ¿Lo entrego suficiente Señor? ¿No será que soy mucho más de palabra que de obras? ¿No será que soy un teórico de la fe y un minusválido en mi obrar?
Tú obras milagros Señor. Claro que sí. No para fardar. No para aparentar. No para triunfar. Tú obras milagros porque el amor sólo amar saber, y porque el amor responde al amor. Aunque sea políticamente incorrecto también para ti.
Un abrazo fraterno – @scasanovam