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La tierra de las sombras parirá (Isaías 26, 7-9.12.16-19)

He tenido dos hijos hasta ahora y con ambos viví la misma experiencia: ambos retrasaron 15 días su nacimiento sobre la fecha previstas. Y recuerdo los comentarios con mi mujer en los momentos en los que la espera ya se hacía pesada: parece que no va a llegar el parto nunca. Interminable. Para el que espera es desesperante comprobar como esa vida que llevas dentro no acaba de salir.

Hoy recibo otra Palabra del Señor especial para mi. Porque lo de hoy también está escrito para mi. Es una promesa: la tierra de las sombras parirá. Sigue siendo tiempo de gestación. Sigue siendo tiempo de que esa vida que llevo dentro siga creciendo. «No hay prisa» parece decir el Señor. Todo a su tiempo.

Gracias Padre por estar tan atento a mis necesidades.

Un abrazo fraterno

¿Quién me ha tocado? (Mc 5, 21-43)

Deja de piedra la capacidad de Jesús de percibir lo invisible para otros. Y más impresiona cuando el Evangelio describe el momento como una escena repleta de gente, de alboroto, de ruído, de escaso espacio, de apretujones… Pero entre todo aquel jaleo Jesús capta la emoción, el deseo, la necesidad, el contacto.
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Cualquier día de hoy se parece a esa situación. Vamos en el metro o en el bus, rodeados de gente desconocida; nos agolpamos con los coches en las carreteras de vuelta a casa o camino del trabajo. Corremos porque llegamos tarde a todas partes y vivimos con el corazón acelerado porque todo nos pasa pero nada nos llega. Siempre hay que hacer algo, siempre hay razón para no pararse, para no mirarse, para no sentir, para no observar, para no percibir… Me pasa, me ocurre.

Llega la cuaresma. Buen tiempo para ejercitar el silencio. Buen tiempo para descubrir quién me toca, quién me habla, quién me mira, quién me susurra, quién me solicita, quién me llama, quién me necesita.

Un abrazo fraterno