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Tu brazo realiza curaciones, signos y prodigios (Hc 4, 23-31)

Bueno, igual es un poco presuntuoso el título aplicándolo a mi mismo pero me siento muy bien. A estas horas de la noche estoy satisfecho con el trabajo realizado.

Esta tarde he estado acompañando a un grupo de personas que se están preparando para ser Coordinadores de Tiempo Libre en su espacio dedicado a la sexualidad y la afectividad. Estuve con la cabeza rota durante semanas, releyendo libros y concretando aquello que quería presentar en las 3 horas que tenía. Ayer me acosté a las 3 de la mañana acabando de preparar la presentación… y todo ha valido la pena.

Creo que tengo la capacidad de conectar con las personas, de convertir esos ratos en algo mucho más cercano que una simple charla en la que uno enseña y los otros escuchan. Ayudar a descubrir, aunque sea poco, es dar un poquito de luz. Y hoy siento que parte de lo vivido esta tarde es ciertamente un prodigio. Con haber generado la necesidad de profundizar en un tema tan importante y con haber transmitido la idea de que vale la pena luchar por vivir una sexualidad integral… creo que es suficiente.

Gracias padre por irme abriendo puertas e irme dando la oportunidad de poner en juego mis dones personales.

Un abrazo fraterno

la-puerta-blanca