en su mente… y en sus corazones (Hb 8, 6-13)
Me gusta esta dualidad mente-corazón que establece Pablo hablando de la promesa de Dios. Mente y corazón. No llega con vivir la fe y las leyes de Dios desde sólo un ámbito de la persona sino que tienen que vivirse de manera integral. Desde la inteligencia más cerebral hasta la emocional, desde el sentimiento hasta el conocimiento. A dios hay que llegar desde el apasionado flechazo y desde la razón.
Mente-corazón. Razón-fe. Cuerpo-espíritu. Dividir estas dualidades nunca ha resultado y siempre ha terminado en fracaso estrepitoso. Dios nos llama a vivir nuestro «ser cristiano» desde todo lo que somos.
Un abrazo fraterno