Jueves I Adviento 2019 (Mt 7,21.24-27))
Los cimientos no suelen estar a la vista. Pero lo sostienen todo. Ya lo decía El Principito: «Lo esencial es invisible a los ojos». Y muchas veces lo olvidamos e intentamos siempre hacernos ver, practicar el postureo, propaganda engañabobos de uno mismo y de lo que hace.
¿Sobre qué se asienta mi vida? ¿Cuáles son mis certezas? ¿Y mis deseos más profundos? ¿Qué hay de la fe? ¿En qué Dios creo? ¿Cuáles son mis anhelos y expectativas? Cimientos. Para que cuando lleguen los vientos, no se me venga todo abajo.
No es tan difícil. He sido testigo de grandes proyectos, que parecían solidos, y que se han desplomado como azucarillos cuando la vida ha apretado. Por eso, ayúdame Señor, sé tú mi roca, mi muralla, mi fortaleza, mi cimiento. Y mi vida estará a salvo.
Un abrazo fraterno – @scasanovam