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Más amantes que expertos (Lc 6,27-38)

Importa más amar a los demás que saber mucho. Eso es lo que nos dice S. Pablo hoy. Brutal afirmación. Tal vez por muy oída, ya no la interiorizamos. Menos hoy. Nos hemos olvidado de esto en una sociedad que nos exige notas, éxitos, títulos, triunfos, cargos… donde lo que importa es lo útil que puedas ser al sistema para seguir produciendo beneficios.

Para los que nos dedicamos a la educación, para los que somos padres y madres, para los que acompañamos personas, para los pastores y demás, ¡qué importante es tener esto claro! Primero, para relajarnos en nuestra labor. Porque lo mejor que podemos dar al otro es nuestro amor, nuestro cariño. Segundo, para ser capaces de no exigir al otro algo más importante que su bondad, su buen corazón.

Hoy mismo tenía una conversación con mi mujer al respecto. Mirando a nuestros hijos a veces nos damos cuenta de que les exigimos orden y estudio y colaborar en cosa y no contestar y buenas notas y… A veces olvidamos que lo importante es lo que son, su propio tesoro. A veces olvidamos su belleza interior y nos dejamos llevar por lo operativo, por lo disciplinario, que, sin duda, tiene su importancia, pero que no puede ensombrecer aquello que es más relevante.

Más amor que conocimiento, por favor. Más amantes que expertos.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Zasca de San Pablo (1 Cor 1,17-25)

«No me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio,
y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo.»

 

Vaya frase de San Pablo, para ser la primera de la lectura que hoy nos propone la Iglesia. Vaya zasca para algunos, a los que parece sólo preocuparles cuántos se bautizan, cuántos hacen la Primera Comunión, cuántos se confirman, cuántos se casan… y que convierten parroquias, capillas, colegios… en máquinas sacramentales sin que haya habido un gran trabajo para que la semilla evangélica pueda ir creciendo de otra manera.

La Iglesia necesita buscar la manera de ANUNCIAR al CRISTO CRUCIFICADO Y RESUCITADO en la España de hoy, en la Europa de hoy, en la América de hoy, etc. Necesitamos comunidades vivas, reales, donde las personas descubran la fraternidad, la comunión de sus vidas, la acción de Jesús entre nosotros, la fuerza de una oración sincera y conectada con la vida. Necesitamos preparar terrenos que ahora mismo están áridos o llenos de vegetación salvaje y en los que es difícil que entre la luz o que germine la semilla. Empeñarse en seguir funcionando como siempre, cambiando sólo un poco los materiales y los tonos… es insuficiente.

Hemos convertido los sacramentos en sacraMIENTOs porque, al contrario de S. Pablo, por bautizar nos hemos olvidado de anunciar.

Un abrazo fraterno – @scasanovam