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Son sabios, no magos (Eclo 24,1-2.8-12)

Lo de magos está muy bien para la niñez. Pero yo prefiero llamarlos sabios. Porque cuando la magia no da respuestas, allí está la sabiduría.

Y es que esto de creer no se basa tanto en milagros como en búsquedas, salidas, caminos, seguimientos… y en reconocer a Dios en la pequeñez del ser humano en la más profunda de las oscuridades.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

¿Quién soy yo? (Ex 3,1-6.9-12)

Eres de las que piensas que nada tienes que hacer. O mejor, de las que piensa que lo tiene que hacer todo. Por eso ese ansia de perfección, por eso esa exigencia contigo misma. Eres de las que no les gusta mostrar su debilidad, de las que lleva mal el fracaso, el cansancio, la duda… Eres de las que se piensa que los fuertes son los elegidos o que los elegidos deben ser fuertes.

Pero el Señor escoge a su antojo. Un pastor era Moisés y lo escogió. Un pescador era Pedro y lo escogió. Un niño era Samuel y lo escogió. Una joven desconocida, habitante de un pequeño pueblo de Israel, era María y la escogió. Y no fueron sus capacidades, ni sus fortalezas, ni sus estrategias, ni su inteligencia, ni su carisma… las que cambiaron la Historia. Fue su fe en el Señor, su confianza en que Él haría lo prometido, en que Él sabría lo que hacer.

Por ser pequeños y saberse pequeños, fueron grandes, porque hicieron grande al Señor. Así que adelante, no tengas miedo. Eres pequeña pero el Señor está contigo.

Un abrazo fraterno – @scasanovam

Antes muertos que sencillos… (Mateo 11, 25-30)

Esto de que los sabios y entendidos no sean los primeros en todo… escuece. Escuece que la gente, el pueblo, los feligreses de a pie, la gente sencilla y pobre… sea la favorita, la elegida, la prioridad. No sólo es que Jesús se vuelque con ellos sino que afirma que ellos guardan la misma esencia de Dios en su interior.

Jesús, al contrario de la imagen que muchos tienen de Él, era manso y humilde ante la voluntad de su Padre pero sembró revuelta y discordia en la sociedad religiosa de su época. Puso patas arriba mucho de lo establecido, cuestionó duramente a los pastores y no dudó en comer y acompañarse de pecadores. Las consecuencias todos las sabemos.pequeñez

La Palabra de Jesús me cuestiona enormemente en el día de hoy. Porque en el fondo soy soberbio, creído, autosuficiente. Juzgo duramente el trabajo y las capacidades de otros… soy un sabio del momento. Me pasa en casa, con mi mujer, en el AMPA, en la Fraternidad… esta convicción de que nadie lo haría como yo lo hago. Y ¡zas! ¡En toda la boca! Jesús me abraza, porque sabe cómo soy, y me dice que no, que no, que este no es el camino. Me recuerda que cuánto más pobre, más humilde, más dócil… más fácilmente entenderé su llamada, su verdad, su camino.

¡Cuántas resistencias! ¡Cuánto ego! El Papa Francisco nos va dejando también, día a día, material de conversión. Su palabra se está alzando también ante las azoteas del mundo y de la Iglesia, llamándonos a la misericordia, al encuentro, al perdón, a la confianza. Y eso está removiendo los pilares de muchos… Y no es la sencillez y los gestos lo que molestan sino todo lo contrario: la palabra humilde que llama a la pequeñez en un mundo donde, incluso en la Iglesia, creemos saberlo casi todo.

Un abrazo fraterno