El que escandalice a uno de estos pequeñuelos… (Mc 9, 41-50)
La mayoría de los chicos y chicas que están en el grupo de catequesis que acompaño son, a su vez, catequistas de Primera Comunión con los niños y niñas del cole. Muchas veces llegan a la hora del grupo exhaustos y turbados ante la dificultad que a veces comporta transmitir a niños y niñas de 9 añitos quién es Jesús y en qué consiste el sacramento que van a recibir. Yo siempre les digo lo mismo: «Mejor quedarse corto que cagarla, con perdón».
¿Cómo afrontar ese primer paso por el sacramento de la Reconciliación? ¿Cómo explicar el pecado? ¿Cómo responder a las inocentes preguntas de los niños que no tienen respuesta aparente o que ni nosotros mismos la tenemos? ¿Cómo hablar de la importancia de la comunión, de lo que es?
Cada vez estoy más convencido de que hay que propiciar a los niños el acercamiento a Jesús. Hay que facilitar que Jesús sea familiar. Hay que vivir la fe con naturalidad y dejar que los niños, que suelen tener los sentidos más despiertos que nosotros, VEAN, OIGAN, HUELAN, SABOREEN y TOQUEN. No es fácil. Pero creo que lo más hermoso es que el niño desee. Las cuestiones teológicas y enrevesadas son casi escándalo a ciertas edades… Ya tendrán tiempo de poner patas arriba muchas cosas…
Un abrazo fraterno