#LlamadoASerSanto (Lucas 13, 22-30)
En esta semana que nos lleva a la celebración de Todos los Santos estoy dándole vueltas al tema de la santidad. ¿Un santo se hace? ¿Un santo es alguien elegido para ser santo por el mismo Dios? ¿Realmente todos estamos en disposición de serlo? ¿Yo también?
Creo que ningún santo decide ser santo. Es más, creo que ningún santo, si se le preguntara, se considera tal. Posiblemente porque todos somos conscientes de nuestra debilidad, de nuestras flaquezas, de nuestras dudas, de nuestras mediocridades, de nuestro pecado. Entonces… ¿qué sucede? ¿Qué convierte a alguien en santo? Creo que las lecturas de hoy son muy valiosas al respecto y me aportan mucha luz, mucha.
Lo primero lo deja claro el Evangelio: para ser santo hay que optar por la puerta estrecha. No se puede ser santo sin abrazar la cruz, sin seguir los pasos del Maestro. No hay alternativas ni atajos. Todos los santos eligieron, optaron, por el camino del Evangelio. Todos salieron de sí mismos al encuentro de Cristo. Todos dejaron para encontrar. Todos se despojaron y, al contrario del joven rico, dejaron atrás lo que les ataba y apostaron por la libertad. Todos pasaron por Getsemaní. Todos fueron crucificados.
Pero un santo es alguien que ha confiado en Dios, como dice el Salmo. Un santo es aquel que, consciente de sus limitaciones, de su pobreza, de su pecado…, deja que Dios ponga el resto. Un santo es aquel que no confía en sus propias fuerzas pero que se pone en manos de Dios para que obre el milagro.
Dios convierte la cruenta cruz en cruz de salvación. Dios da la cara por ti y por mi. Dios ha dado la cara por cada uno de los santos que nos precedieron y que nos iluminan y nos ayudan. Dios justifica a quién llama, como recuerda S. Pablo hoy.
Yo también he sido predestinado a esto. He sido llamado a ello. Y de la misteriosa fórmula de mi voluntad, mi pequeñez y la acción de Dios saldrá… ¿un santo? Yo no lo veo. Me siento taaaaaan lejos. Que el Señor se apiade de mi porque, para empezar, no siempre elijo la puerta estrecha.
Un abrazo fraterno