Tienen boca y no hablan (Sal 113B)
En el periódico de hoy leí una columna que me llamó la atención. Las líneas versaban sobre la doblegación actual de los ciudadanos, de la individualidad, ante el Estado y los conceptos grupales: pueblo, nación, raza… sobre todo en Europa, en las democracias del Viejo Continente. También afirmaba que la democracia, que es un sistema mejor que muchos de los que le precedieron, estaba empezando a ser un concepto bajo el cual todo cabe, todo lo que no sean críticas al propio sistema y al Estado.
Y leyendo el Salmo… me he estremecido un poco. Siento la certeza de que estamos bastante adormecidos, anestesiados y doblegados ante muchas trampas del sistema que nos ha tocado vivir. Hay sed de profetas. Y a lo mejor no sólo de profetas «morales» que inviten a reconsiderar comportamientos sino de profetas «civiles» que comiencen a despertar en las personas cierta inquietud y preocupación ante determinadas actuaciones estatales, macroestatales, etc. Y no se trata tanto de crear un grupo para luchar contra el grupo sino de tomar conciencia de mi valor como persona y ciudadano, de mis obligaciones, de mis derechos, de mis valores, de mis principios.
Uf, no sé… Es un poco complicado pero en mi interior me entiendo a mi mismo. Pero lo que hace falta es gritarlo de una vez.
Un abrazo fraterno