Lo que pasa y lo que permanece (1 Jn 2,12-17)
Demasiadas veces ponemos el foco en lo que pasa. Demasiadas veces dejamos para otro momento lo que permanece.
Pasan las discusiones y los desencuentros. Permanece el cariño y la amistad.
Pasan los disgustos y las heridas. Permanece el amor y la vida compartida.
Pasa la belleza corporal. Permanece la bondad del corazón y la miericordia.
Pasan el bienestar y el placer. Pasan las apetencias y los sentimientos. Permanecen las certezas, los valores, los principios.
Pasan las palabras. Permanecen las acciones y los vínculos.
Pasan los individuos, los influencers, los selfies. Permanecen las personas con las que compartí tiempo.
Pasa la vida terrenal. Permanece la vida eterna.
Pasa el hombre. Y permanece, si quiere, junto a Dios.
Un abrazo fraterno – @scasanovam