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#Curso2021 – Un miércoles burbuja

08:05 Segundo de bachillerato. Hay sueño. Nos falta rodaje todavía. Va a costar mucho. Un alumno me llama «tío». Hay confianza. ¿Tanta? Cuesta encontrar voluntarios para participar en la oración. Va de la suerte que tenemos de tener un cole. No sé si son conscientes.

09:10 Salgo rápido de una clase y voy a la otra. Nos han pedido ligereza en los cambios. En eso estamos. Del primer piso al segundo. Ahora 1º ESO. Hay más entusiasmo. La tele no funciona y no puedo poner la presentación que tenía preparada. Improviso y comenzamos el tema con el libro. Hardware y software. Les va. Se les ve en las caras. Están atentos. Hablamos de wifis, de cables, de fortnites, de clashroyales y de muchas cosas más. Salgo contento.

10:30 Percibo en 4º ESO que han vivido un poco en una burbuja todo esto de la pandemia. No están al día, no saben números, no siguen las noticias… Tenemos trabajo que hacer. Empiezo ya. R0, IA… que empiecen a sonarles términos… Caras de sorpresa cuando hablamos de los 900 muertos en 14 días en España. Tocará coger pico y pala.

11:05 Café con los compañeros. Ratitos de los buenos para cargar pilas. Compartimos misión y vida.

12:00 En un hueco sin clase, escribo a los padres de mi tutoría. Qué importantes las familias… Les cito para la primera reunión. Será videoconferencia. Será rara. Pero nos apañaremos. Ya llegarán mejores días. Mientras tanto, habrá que hacer bueno cada día.

13:30 Termino con mi tutoría, en clase de mate. Empiezo a quererlos. Ya no hay marcha atrás. Miro sus ojos, capto sus gesto. Observo cómo se buscan, quién mira a quién, sus silencios, sus participaciones, su «me he olvidado de las circulares, ¿puedo traerlas mañana?»… Me gustan.

¡Comienza el curso!

09:20 Entro en el teatro. Ya están sentados, con distancia, los alumnos que entran nuevos en el cole. Se palpa novedad y cierto respeto. Llegar nuevo siempre tiene su parte de dificultad, aunque también de oportunidad. El reto es acogerles con cariño y que se sientan en casa desde el primer día.

09:45 Paseo por las instalaciones con las alumnas que entran nuevas en el cole y que serán de mi tutoría, Paula y Martina. Vienen con ganas. Les han hablado bien del cole. Son distintas. Lo percibo. Es una maravilla comprobar que cada una guarda su luz en una vasija diferente. Ojalá prenda fuerte todo el año.

10:10 En la puerta, gel hidroalcohólico en mano, voy recibiendo uno a uno a mis tutorandos. Clase con aroma femenino. Sólo 4 chicos de 23. Cada uno toma su sitio. Están ahí, detrás de las mascarillas. Se perciben sonrisas y ganas de poner esto en marcha. Ojalá sepa cuidarlos, uno a uno. Ventanas abiertas, siempre. Aire fresco cada día.

11:15 Es hora de irse. Suficiente por hoy. Me he presentado un poquito aunque ya me conocían. Repasamos horario, profesores, protocolos COVID, novedades del curso y decidimos que queremos vivir un curso bonito. Ponemos a Soraya en el proyector y subimos el volumen de la música. Han compartido poco. Callados pero no serios. Ninguno con miedo, eso dicen. A por ello.

12:00 Más de una horita, con compis del claustro, repasando el Google Classroom, el Drive y las operaciones básicas que los tutores enseñaremos a nuestros alumnos el próximo viernes. Buen ambiente. Se huelen ganas de hacerlo bien, de innovar, de adaptarse, de esforzarse por ellos. Un orgullo ser parte de este claustro.

14:15 Llego a casa. La boca está seca. Me quito la mascarilla pero se mantiene la sensación de llevarla puesta buena parte de la tarde. ¿Cómo volverá a ser eso de no llevarla? No es momento para darle vueltas. Estoy cansado de los nervios del primer día. Ha ido bien. Mañana más.